Elements of architecture - Venice 2014

La Bienal de arquitectura de Venecia es la exposición de arquitectura más importante, o por lo menos la más famosa del mundo. Existe desde 1980 y trata desde entonces de tomar el pulso de la arquitectura contemporánea, de mostrar los arquitectos más importantes y de dar la oportunidad a los países de mostrar qué están construyendo.

Cada bienal tiene un director distinto y esta vez era el famosísimo (dentro del medio) arquitecto holandés Rem Koolhaas de la agencia Office for Metropolitan Architecture (OMA). El título del evento era “Fundamentals” porque , según Koolhaas, se trataba sobre los elementos básicos de la arquitectura, más que sobre promover arquitectos, estilos o teorías.

The Venice Architecture Biennale is the most important architecture exhibition, or a least the most famous one in the world. The first one took place in 1980 and since then it tries to measure the pulse in contemporary architecture, to show the most important architects and to give the opportunity to the countries to show what they are building.

Each biennale has a different director and this time it was the super famous (in the medium) Dutch architect Rem Koolhaas from the agency Office for Metropolitan Architecture (OMA). The title of the event was “Fundamentals” since, according to Koolhaas, it was about architecture’s basic elements, more than promoting architects, styles or theories.

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Desde hace varios días una neblina ha venido a instalarse en Ginebra, al punto que no recuerdo cuándo fue la última vez que vi la montaña del Salève desde mi ventana. Al principio eso me ponía muy triste, pero desde que encendieron la calefacción en mi edificio y desde que he empezado a trabajar en mi cuarto más que en la oficina, me he empezado a encariñar con el clima frío. Me levanto por las mañanas y me encanta ver la neblina cubriendo las montañas.

Todo esto para decir que aún así me da gusto tener pruebas que el sol pasó alguna vez por aquí, Como estas fotos del jardín botánico de Ginebra. Lo terminé de descubrir cuando Yanis vino de visita. A pesar que ya había tenido la oportunidad de visitarlo, estaba lejos de haberlo recorrido enteramente.

Since a few days ago a fog has settled in Geneva, to the point where I can’t remember the last time I saw the Salève mountain from my window. At first that saddened me, but ever since they turned on the heating in my building and I started working in my room more than in my office, I’ve started enjoying the cold weather. I get up every morning and I love watching the fog cover the mountains.

All of this to say that I even still I am glad to have proof that the sun came to visit once. Such as these pictures of Geneva’s botanical garden. I completed its discovery when Yanis came to visit. Even though I had been there once, I was far from seeing it in its entirety.

Hace unas semanas pensaba en el hecho que, últimamente, se han estado manifestando en mí muchos signos simultáneos del paso del tiempo. Y justamente hace poco una de mis compañeras de apartamento me prestó “Diario de un cuerpo” (“Journal d’un corps), el diario de un hombre que llevó un recuento de los cambios que experimentaba en su cuerpo, desde los doce años hasta su muerte. No era un diario íntimo tradicional de acontecimientos, sentimientos, ni dramas, la idea era de documentar cómo su cuerpo se transformaba y reaccionaba. Sólo que el autor sí reconoce un lazo entre la vida y la manera en que el cuerpo la enfrenta. El libro es magnífico y muy conmovedor. Me hizo preguntarme cómo mis padres han de estar viviendo su madurez y me acordé cómo los cuerpos de mis abuelos los traicionaron al final. Según el libro los signos de la vejez aparecen muy temprano, desde los 40 años. Y duran mucho tiempo, al punto que al final se es viejo mucho más tiempo de lo que se fue joven. Su testimonio no es muy alentador.

Some weeks ago I thought about the fact that, lately, many signs of the passing of time have been simultaneously manifesting themselves in me. And then one of my flatmates loaned me “Journal of a body” (“Journal d’un corps), the journal of a man who kept an account of the changes he experimented in his body, from when he was twelve until his death. It wasn’t an intimate and traditional journal of events, feelings or dramas; the idea was to document how his body was changing and how he reacted. However, the author does acknowledge a link between life and the way the body handles it. The book is magnificent and extremely poignant. It made me wonder how my parents are living their maturity and I remembered how my grandparents’ bodies betrayed them in the end. According to the book the signs of aging start really early, from age 40. And they last a long time, to the point where you are old way longer than the time you were young. His testimonial is not very encouraging.

El autor escribe en una ocasión que le encantaría leer el diario del cuerpo de una mujer y es verdad que hay mucho que decir sobre eso. Pero me gustó aprender del punto de vista de un hombre porque es lo que menos conozco y lo que menos me ha llamado la atención. Confieso que nunca he sentido particular interés por el género masculino. Tal vez porque sus cuerpos me parecen poco misteriosos. No tienen procesos ocultos que se escapen de su control (bueno sí, uno, pero no me parece extraordinario), sus ciclos no están conectados con los astros, son incapaces de engendrar vida. De igual manera, la distancia entre sus emociones y su manera de expresarlos es más directa, por lo menos en lo que se refiere a la agresividad, algo que yo tengo dificultades en mostrar. Pero creo que en realidad no me interesan porque me parecen tan privilegiados por el mundo, por la sociedad, porque se creen invencibles ya que no están condenados a modificar sus vidas para dar a luz y cuidar niños, porque son más fuertes y no dudan en abusar de esa fuerza.

Siempre he querido entender lo que significa ser mujer, desde un punto de vista social. Mis modelos a seguir son todas mujeres, sueño con tener una hija, tengo tendencia a leer y a escuchar música de mujeres más que de hombres. Es un milagro que no sea lesbiana. Pero en lo que respecta a mi cuerpo, lo he dado por sentado y lo he soportado más que tratar de entenderlo, mucho menos documentarlo.
Últimamente he pensado mucho en él porque está empezando a actuar diferente y me ha obligado a cambiar mi vida cotidiana. Como con el hecho que desde hace dos años me ha tocado empezar a usar un retenedor plástico en los dientes para dormir. Cuando regresé a Honduras en el 2012 el dentista lo mandó a hacer para mí, porque aparentemente cuando duermo tengo tendencia a apretar la mandíbula y mis dientes tienen marcas como si se fueran a quebrar, eventualmente. Se supone que es un signo de estrés. Al principio estaba reticente a usar el retenedor, pero en Suiza había ciertas mañanas que me despertaba con dolor de cabeza. Desde que duermo con el retenedor todas las noches y que medito por las mañanas ya no tengo problemas.

Trato de hacer ejercicio regularmente, más porque paso sentada todo el día que porque me interesa ser delgada. He estado yendo a las clases de aeróbicos de mi universidad y hay una profesora que nunca tiene muchas alumnas. No entendía por qué hasta que fui a una de sus clases. Es una señora mayor y los ejercicios que practica parecen haber tenido su momento de gloria en los años 80s, así como la música que pone también. Nos pone a hacer unos movimientos raros como por ejemplo correr de espaldas con las manos sobre las rodillas. Nada es particularmente exigente, no se suda mucho y uno se pregunta al final si no se perdió el tiempo. Pero al día siguiente amanezco sin falta con un dolor espantoso en todo el cuerpo. La semana antepasada no podía ni bajar gradas del dolor en las piernas.

Suiza también ha desencadenado una proliferación de canas en mi cabeza. Si antes tenía un avistamiento indeseable cada seis meses, ahora es una colonia permanente. Trabajan en grupo y me obligan a cambiar de peinado constantemente.

Pero de todas las cosas, la peor es sin lugar a dudas el hecho de tener que usar plantillas ortopédicas. Desde hace unos años empecé a gastar los tacones de mis zapatos de una forma súper extraña. En Honduras fui donde una podóloga que me dijo que no tenía nada, pero igual me mandó a hacer unas plantillas para usarlas cuando fuera a caminar mucho. Obviamente, eso nunca pasa así que nunca las usé. Pero algo debe haber empeorado, porque en un año me ha tocado llevar todos mis zapatos favoritos a que los repare un zapatero. Me estoy resignando a las plantillas.

Y esas son las marcas en el cuerpo, pero están todas esas cosas como irme de parranda una noche y que la resaca dure un día entero. O si me acuesto tarde una noche soy totalmente inútil al día siguiente.

Tengo 29 años maldición, mi cuerpo no puede empezar a desintegrarse tan pronto. No cuando todavía no he alcanzado los privilegios que supuestamente vienen con la edad. Pero le tengo que prestar más atención porque mi compañera de apartamento tiene diez años menos que yo y apenas recuerdo lo que era tener su edad. No quiero olvidar cómo me siento ahora, lo que estoy viviendo en estos momentos.

Ginebra con Yanis y Deysi 2014

Cuando nos conocimos en la facultad, si alguien nos hubiera dicho que nos íbamos a encontrar nueve años después en Ginebra, ninguno de nosotros lo hubiera creído. Pero por una genial alineación cósmica, Deysi y Yanis vinieron de visita a finales de septiembre. Les pude enseñar la ciudad y sus lugares obligatorios: el centro histórico, las orillas del lago, el Palacio de las Naciones y el CERN. Pero pude también enseñarles los lugares de mi vida cotidiana, como el parque cerca de mi residencia, el parque frente al edificio donde trabajo, el parque donde hay que hacer pic-nics en verano…Tuvimos mucha suerte porque vinieron en la última semana de sol y calor antes del inicio del frío y la lluvia del otoño.

When we met at the university, if anyone had told us that we would meet nine years later in Geneva, none of us would have believe it. But, thanks to a great cosmic alignment, Deysi and Yanis came to visit me at the end of September. I got to show them the city and its mandatory places: the historical center, the lake border, the Palace of Nations and the CERN. I was also able to show them the places I frequent in my daily life, such as the park near my residence, the park in front of the building I work in, the park where you must have a pic-nic during Summer… We were very lucky because they came in during the last sunny and warm week before the beginning of the rain and the cold in Autumn.

P1030120Agora es el nombre que le dan a la bienal de arquitectura en Bordeaux. En realidad sólo la llaman “Bienal de Bordeaux”, me imagino que creen que van a espantar a la gente con la palabra “arquitectura” y también eso les permite hablar de urbanismo, de diseño y de otras cosas que ahora tienen tendencia a agruparse con la arquitectura, porque a la disciplina en solitario le va muy mal.

Agora is the name of the architecture biennale in Bordeaux. Actually, they just call it “Bordeaux’s Biennale”, I guess because they think people would be put off with the word “architecture” and also because that allows them to deal with urbanism, design and other things now related to architecture, since the discipline by itself is going so badly.

Me metí a clases de alemán porque me estoy preparando para cuando me toque vivir en otro país germánico (siempre se puede soñar). Mi universidad no ofrece clases para principiantes porque se supone que los alumnos en Suiza aprenden alemán en el colegio, y no se les ocurre que van a haber estudiantes que vengan de otros países interesados en aprender idiomas. Tuve que buscar clases privadas y, como es de esperarse en este país, son extremadamente caras. Sin embargo, pude matricularme en una gracias a un cheque de formación que da la ciudad de Ginebra a toda persona que paga impuestos y que tiene más de un año de vivir aquí. En teoría yo no pago impuestos porque soy becaria, pero eso no evitó que me llegara una carta exigiendo que pagara el impuesto por vivir en Ginebra, que es de 25 francos al año. Lo pagué, y ese fue el comprobante que usé para pedir mi cheque, que cubre un curso de hasta 750 francos. Uno puede escoger entre varios cursos que van desde los idiomas, hasta los de formaciones técnicas y profesionales. Tomé el camino del menor esfuerzo: encontré un centro de formación continua a dos estaciones de tranvía de mi universidad, me matriculé a un curso nocturno para no interrumpir mi trabajo y además los lunes, para poder disponer libremente de mi semana en caso de actividades relativas a mi tesis.

Esa clase ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mucho tiempo. Para empezar, me encanta el idioma. El alemán es una lengua extraña, con muy poca relación al francés, inglés o español (por lo menos es la impresión que tengo por ahora, estoy segura que en realidad sí han de haber similitudes) así que siento que sí estoy aprendiendo algo nuevo. No sólo estoy adaptando lo que ya sé, que fue lo que me pasó con el italiano.

Por ahora sólo puedo presentarme, contar hasta veinte y decir de dónde vengo y adónde vivo, pero qué alegría me dan esas cosas tan sencillas. Eso y el hecho que la clase es todo lo contrario del doctorado.

La clase tiene una estructura, con hay un horario que respetar. Nada de esa libertad de hacer lo que sea a cualquier hora que termina convirtiéndose en sentimiento de culpabilidad, porque cualquier momento que se dedique a otra cosa que no sea trabajar es técnicamente tiempo perdido.

Tengo compañeros, de todas las edades, nacionalidades y profesiones. Pero lo que me encanta es que son gente con la que interactúo, trabajamos juntos, estamos en el mismo barco empezando desde el mismo nivel. No como en mi oficina donde veo gente, cuando se dignan en aparecer porque nadie está obligado a ir. Algunos ni siquiera saludan, pero al final decir buenos días y adiós puede ser la conversación del día, porque cada quien trabaja por su lado.

Mi profesora de alemán es excelente, simpática, dinámica y capaz de hacernos olvidar que es lunes por la noche y que es hora de cenar.

Y mi clase tiene un contenido: sé lo que tengo que leer, estudiar y aprender si es que quiero avanzar. No tengo que adivinar, especular y leer todo lo que se me ponga enfrente, esperando que se relacione de alguna forma con mi tema; básicamente lo que paso haciendo todo el día, todos los días.

Es realmente una dicha llevar clases cuando me toca aprender en solitario el resto del tiempo. Y prolongo esa alegría escuchando podcasts, estudiando mis lecciones y prestando atención a todo lo que está en alemán a mi alrededor.

Hubiera empezado a tomar clases desde el año pasado, tal vez hubiera conservado un poco más de cordura.

I enrolled in a German course because I’m getting ready to live in another German-speaking country (one can always dream). My university doesn’t offer classes for beginners because students in Switzerland are supposed to learn German in high-school, and they don’t think that there will be students from other countries interested in learning languages. I had to look for private classes and, as you can expect in this country, they are quite expensive. However, I could sign up to one thanks to a check for training that the city of Geneva gives to anyone who pays taxes and has more than one year living here. In theory I don’t pay taxes since I’m a scholarship holder, but that didn’t stop me from getting a letter demanding that I pay the tax for living in Geneva, which is 25 francs a year. I paid it, and that was the voucher I used to ask for my check, which covers a class for up to 750 francs. You can choose between many courses, from languages, to professional or technical trainings. I took the path of least resistance: I found a continuing education center two tram stops away from my university, I signed up for a night class so it wouldn’t take time away from my work and my classes are on Monday, so I can have the rest of my week free, in case of anything related to my thesis.

This class has been one of the best decisions I’ve taken in a long time. For starters, I love the language. German is really strange, with little similarities to French, English or Spanish (at least that’s how it seems to me right now, I’m sure in reality there must be some resemblances) so I feel I’m actually learning something new. I’m not just modifying what I already know, which is what happened to me with Italian.

For now I can only introduce myself, count up to twenty and say where I come from and where I live, but what a joy those simple things bring to me. That and the fact that the class is the exact opposite of a Ph.D.

The class has a structure, with a schedule you have to abide to. There’s nothing of that freedom to do whatever you want whenever you want, which ends up becoming a guilty feeling, because any minute you devote to something else besides work is technically wasted time.

I have classmates, of all ages, nationalities and professions. But what I love about it is that I get to interact with them, we work together, we are on the same ship, starting at the same level. Not like in my office where I see people, whenever they dignify themselves to show up because nobody is actually required to go. Some of them don’t even say hello, and in the end hello and goodbye can be the conversation of the day, because everyone works alone.

My German teacher is excellent, very nice and energetic, capable of making us forget it’s Monday evening and time to have dinner.

And my class has a content: I know what I have to read, study and learn if I want to move forward. I don’t have to guess, speculate and read anything I come across to, hoping it somehow relates to my subject; basically what I do the whole day, every day.

It’s really a joy to take a class when I have to learn by myself the rest of the time. And I hold on to that happiness by listening to podcasts, studying my lessons and paying attention to everything that is in German around me.

Bordeaux
Tenía una razón legítima para ir a Bordeaux: ir a consultar unos archivos. Pero no podía desaprovechar la oportunidad para pasar unos días en un derroche de nostalgia y de reconstituciones del pasado. Además que era la Bienal local de arquitectura esa semana y sería el colmo que tomando en cuenta mi tesis y mi constante chachareo sobre la importancia de comunicar la arquitectura, me perdiera ese evento.
I had a legitimate reason to go to Bordeaux: to consult some archives. But I couldn’t pass on the opportunity to spend a few days in an outpouring of nostalgia and reenactments of the past. Besides it was the local Biennale of architecture that week and it would be stupid for me not to go, considering my relentless nagging about the importance of communicating architecture.
Le Salève
Sobreviví a mi primer año de tesis. Esta semana tuve la defensa del predoctorado, la famosa monografía de primer año, frente a mi directora y a otro profesor de la facultad. Los días antes apenas pude dormir y me dio un extraño resfriado acompañado de tos – que tengo todavía-, en esta que es la única semana completamente soleada que hemos tenido este verano. Pero el miércoles en la tarde se acabó todo, temporalmente por lo menos. Los días siguientes los dediqué a pasear con la ciudad con una amiga que vino a visitarme y este martes viajo a Bordeaux, a ver la Bienal de arquitectura (por supuesto que Bordeaux tiene una bienal de arquitectura!!) y a consultar unos archivos. Una forma de tomar distancia y de alistarme para la próxima etapa, de la cual estaba tan confiada hasta que tuve la defensa. Pero no me quiero angustiar de puro gusto antes de tiempo.
Tengo un millón de posts atrasados. Entre ellos estas fotos del Salève, la montaña que veo desde mi ventana en mi apartamento. 
I survived my first year of Ph.D. This week I had the predoctorate defense, the famous first year thesis, in front of my advisor and another professor from the faculty. The days before I couldn’t sleep and I got a strange cold mixed with cough – which I still have-, in the only sunny week we have had during this summer. But on Wednesday afternoon I was done with everything, temporarily at least. The next days I spent them walking around town with a friend who came to visit and this Tuesday I travel to Bordeaux, to see the architecture Biennale (of course Bordeaux has an architecture Biennale!!) and to consult some archives. It’s a way to create some distance and to get ready for the next step, which I was so confident about, until the defense. But I don’t want to get upset for nothing beforehand.
I have a thousand posts to catch up on. Among them, these pictures from the Salève, the mountain I see from the window in my apartment.
Esto es lo que ha estado ocupando una gran parte de mi cabeza últimamente. Hace unos meses una amiga me mostró un programa de televisión francés llamado “Las reinas del shopping”. La presentadora es una asesora de imagen de origen brasileño llamada Cristina Cordula, una señora súper guapísima, antigua modelo. El concepto es que reúnen a cinco mujeres de varias edades, jóvenes, de edad media y mayores también, a una competencia para irse de compras. Una participante por día (el programa es de lunes a viernes y dura más de una hora) tiene tres horas para comprarse un atuendo completo, incluyendo zapatos y accesorios y para que la peinen y la maquillen. El atuendo debe corresponder al tema de la semana que Cristina ha escogido. Los temas son del tipo “Femenina con tennis”, “Combinar motivos diferentes”, “Elegante con textiles animales”, “Picnic en el jardín del castillo de Versalles”, etc. Tienen además un presupuesto limitado, de 350 a 500 euros más o menos, dependiendo del tema. Cada participante muestra lo que tiene su armario al inicio del día que le toca, para que la gente más o menos capte el estilo que tiene. Durante las tres horas de su sesión de compras las otras competidoras la ven desde el estudio, así como Cristina que está aparte en su oficina. Las competidoras son libres de dar su opinión sobre la ropa que está probándose la participante del día y pueden llegar a ser particularmente malvadas. Pero lo peor es que al final del día la participante desfila en una pasarela frente a sus competidoras que luego le dan su opinión – que muchas veces no corresponde a lo que dijeron durante los ensayos – y le dan una calificación. Cristina da también una nota, se hace un promedio con la de las participantes y al final de la semana la reina del shopping es la que obtuvo el mayor puntaje.

Cuando vi el programa por primera vez me pareció divertido, pero no lo volví a ver, hasta hace unas semanas. No sé qué mosco me picó y me puse a verlo casi todos los días. Hasta programaba mi trabajo en función del programa. Es muy divertido ver cómo cada participante tiene una forma de vestirse, peinarse y maquillarse y cuando les toca escoger cosas no importa qué tan alocado sea el concepto, rara vez se salen de lo que están acostumbradas a llevar. Pero lo mejor es que Cristina da consejos sobre cómo podrían escoger ropa más favorecedora y cómo tener una mejor rutina de belleza. Y viendo a la señora, hay que creerle.

Resulta que Cristina ha escrito varios libros sobre su trabajo como asesora de imagen. Pues me dio la curiosidad de ir a buscarlos y para mi gran sorpresa estaban en las bibliotecas de la ciudad de Ginebra. Hasta fue una oportunidad de descubrirlas, porque sólo me muevo en el circuito de las bibliotecas universitarias. Encontré los libros “La guía del relooking” y “Todas las mujeres son bellas”. El primero es una guía sobre cómo vestirse según su tipo de morfología, más algunos consejos de maquillaje y para escoger zapatos y anteojos. El segundo libro es sobre la transformación de mujeres que pidieron consejo a Cristina, con fotos de cómo se miraban antes, del proceso de transformación y del después. Había muchas señoras que buscaban trabajo, que se acababan de divorciar, que no se sentían bien con su cuerpo. Pero lo que me impactó fue ver a muchachas de mi edad que se vestían de forma totalmente banal y que al final parecían una persona totalmente distinta, en un buen sentido. Cristina explica que la idea no es cambiar a las personas, sino sacar lo mejor de cada una, explicándoles cuáles son sus puntos fuertes y cómo disimular las cosas que no les gustan.

Me puse a pensar en cómo me he vestido toda mi vida. Como toda mujer con media neurona que se respeta, me dije que no quería que me juzgaran por mi imagen, quería estar cómoda y no me quería complicar la vida. Por años los únicos zapatos que usaban eran tennis, siempre usaba jeans y lo único que me he maquillado son los ojos, porque tengo unas ojeras que los mapaches envidiarían. Siempre he tenido horror de esas mujeres que tienen un color de piel diferente en la cara con respecto al del cuello por todo el maquillaje que usan y la industria cosmética me parecía una gran estafa para hacernos gastar en estupideces. Con el tiempo me he dado cuenta que si usaba siempre pantalones es porque en Honduras siempre te están acosando en la calle con silbidos y piropos inapropiados. Pero ese es otro tema.

No voy a decir que he adquirido un gran sentido del estilo con los años, pero ahora me compro faldas y en los últimos descuentos di el gran salto de comprar pantalones de tela para uso diario. Una vez leí que hay que usar zapatos diferentes todos los días y ahora sólo tengo tennis para hacer deporte (aunque me muero por un par de New Balance y la mayoría de mis zapatos son hermosos pero dolorosos). Según el libro de Cristina tengo una morfología tipo “V”, con los hombros más anchos que las caderas. Al parecer es una morfología atlética, lo que en mi caso es una ironía digna de tirarse al piso de una carcajada. El chiste es que tengo que evitar las chaquetas con hombreras cuadradas, no mostrar mis brazos musculosos (inserte carcajada número dos aquí) y acentuar mis caderas. También tengo que evitar las camisas rayadas y puedo ponerme escotes pronunciados, la única ventaja de tener un busto pequeño. Pero me encantan las chaquetas y me fascinan los tejidos rayados, Cristina va a tener que perdonarme esos deslices.

Estando en la biblioteca municipal encontré otros libros sobre cómo maquillarse y peinarse. En el caso del maquillaje, hacen alarde de la rutina de la base, el polvo, blush, mascara, sombras y lipstick. Para ser honesta, hasta principios de este año empecé a usar mascara todos los días. La idea de usar tanto producto me parece horrible y mi cara es súper grasosa, siempre tengo un granito o una marca por no haber tenido paciencia de dejar en paz un granito. Me acordé que en Italia descubrí el programa de una maquilladora profesional absolutamente brillante llamada Clio. Encontré que tiene un blog y un canal en YouTube. En su canal muestra tutoriales de cómo maquillarse. Usa miles de productos diferentes, de cosas súper básicas que se encuentran en el supermercado, a maquillaje de marca. Pero siempre los resultados son espectaculares, me fascina. Pasé toda una tarde viendo tutorial tras tutorial, sólo por el placer de escucharla hablar italiano y ver el proceso de transformación.

Me dieron ganas de intentarlo. Fui a una tienda de productos de belleza a escoger maquillaje. La vendedora no era muy simpática y tenía una plasta de maquillaje en la cara, entonces no era buena referencia. Además me quería vender cincuenta mil cosas y lo que más me indignó es que los pinceles que ofrece la tienda son más caros que los productos. Pero salí con mi primera base, mi primer blush y un corrector, algo que no compraba hace tal vez diez años. Hoy traté de maquillarme, prestando atención a las diferencias de color entre mi cara y mi cuello. Sí hubo una diferencia, pero sobre todo con el blush y con el corrector. Las ojeras allí están, siempre van a estar allí, pero por lo menos ya no se ven oscuras. He gastado mucho dinero en cremas, gels (hasta tengo uno en la refri según los consejos de una vendedora), tomo agua, trato de dormir y siempre están allí. Pero al final me he resignado, después de todo si Leandra Medine las tiene, son símbolo de estatus. De hecho, Medine tiene mucho qué decir sobre porqué no usa maquillaje. La moraleja de esta historia es que tengo 29 años y me estoy permitiendo experimentar con mi apariencia. Para divertirme y para verme mejor, no puede ser un gran pecado. Qué vida la de una mujer, definitivamente.

Para que vean la maravilla que es Clio:



This is what has been on my mind lately. A few months ago a friend of mine showed me this French TV show called “The shopping queens”. The host is a style coach from Brasil called Cristina Cordula, a gorgeous middle-aged woman and a former model. The concept is that they have five different-age women, young, middle-aged and old as well, in a contest to go shopping. One participant per day (the show is from Monday to Friday and lasts more than an hour) has three hours to buy a whole outfit, including shoes and accessories and she has to get her hair and make-up done. The outfit has to match the theme of the week, selected by Cristina. Some examples of the themes are “Feminine with tennis shoes”, “Mixed prints”, “Elegant with animal prints”, “Picnic in the garden of Versailles”. Also they have a limited budget, ranging from 350 to 500 euros more or less, according on the theme. Each contestant shows what she has on her closet at the beginning of her day, so that other people get the feeling of the style she has. During the three-hour shopping session the other contestants watch her from the studio, as well as Cristina who’s in her office. The contestants are free to give their opinions on the clothes that the participant of the day is trying out. They can be particularly evil. But the worst part is that at the end of the day the participant has to walk on a runway in front of her peers and then they tell her what they think – which sometimes has nothing to do with what they said during the rehearsals – and they grade her. Cristina grades her as well, both scores are added up and the one with the highest one is the shopping queen. When I saw the show for the first time I found it funny but I didn’t watch it again, up until a few weeks ago. I don’t know what got into me, but I started watching it almost every day. I even organized my work schedule around it. It’s very funny to see how each contestant has a particular way of dressing up, wearing a certain make-up and hairstyle and when they have to choose things, no matter how crazy the theme is, they rarely step out of what they are used to wear. But the best part is that Cristina gives advice on how they could choose more flattering clothes and how to have a better beauty routine. And when you see what that lady looks like, you believe her. 

Turns out that Cristina has written many books regarding her work as a style coach. I was curious to read them and surprisingly I found them at some of Geneva’s public libraries. That gave me a chance to discover them, because the only ones I’m used to going are the university libraries. I found the books “The relooking guide” and “All women are beautiful”. The first one is a guide on how to dress according to your body-type, plus some tips on make-up, shoes and glasses. The second book is about the transformations of women who came to Cristina for advice and it includes pictures of how they looked before, the whole process and the results. There were a lot of women who were looking for a job, who just got divorced, who didn’t feel good about their bodies. But what shocked me was the girls my age who dressed in a very boring manner and in the end they looked like completely different people, in a good way. Cristina explains that the idea is not to change people, but to bring out the best of each of them, explaining to them what their attributes are and how to conceal the things they don’t like. 

I got to thinking on the way I’ve been dressing my whole life. Like any woman with half a neuron who respects herself, I told myself I didn’t want to be judged by my looks, I wanted to be comfortable and I didn’t want to make my life complicated. For years the only shoes I wore were tennis shoes, I always wore jeans and the only make-up I’ve worn was for my eyes, because I have under-eye bags that raccoons would envy. I always been horrified by women whose face skin tone is different from the neck because of all the make-up they wear, and the cosmetics industry looked to me like a big farce designed to make us spend in crap we don’t need. With time I have realized that I’ve always worn pants because in Honduras you are always getting harassed with whistles and inappropriate comments. But that’s another story. 

I cannot say I’ve acquired a sense of style with time, but now I buy skirts and during the last sale season I took the plunge and bought trousers for everyday use. I once read that you should wear different shoes each day and now my tennis are for sports only (though I’m dying to get a pair of New Balance and most of my shoes are pretty but pretty painful as well). According to Cristina’s book my body type is “V”, with widest shoulders in relation to my hips. Apparently this is a sporty body type, which is very ironic in my case. I have to avoid jackets with square shoulders, I shouldn’t show my toned arms (insert laugh number two here) and I should accentuate my hips. I also have to stay away from striped shirts and can wear plunging cleavage shirts, the only advantage of having a small bosom. But I love jackets and I adore striped clothes so Cristina will have to forgive me for these faults. 

While in the public library I found two other books on how to wear make-up and how to get your hair done. In the case of make-up they explain you should wear foundation, powder, blush, mascara, eye shadow and lipstick. To be honest, it was not until the beginning of this year that I started wearing mascara every day. The thought of wearing so many products seems awful to me and my face is super oily, I always have a zit or a spot for not waiting for the zit to go away. I remembered that while in Italy I discovered the TV show of a very cool make-up artist called Clio. I found out she has a blog and a You Tube channel. In her videos she teaches tutorials on how to put on make-up. She wears a million different products, from super basic stuff you find in the supermarket to very expensive brand products. But the results are always amazing, I love her. I spent an entire Sunday afternoon watching tutorial after tutorial, just for the pleasure of hearing her speak Italian and to see the transformation process. I wanted to give it a try. 

I went to a beauty shop to buy some make-up. The saleswoman was not very nice and she had too much make-up on, so she wasn’t a very good reference. Besides, she wanted to sell me a million things and I found it ridiculous that the brushes were more expensive than the products. But I left with my first foundation ever, my first blush and a concealer, something I haven’t bought in over ten years. I tried applying make-up today, watching out not to have different skin tones between my face and neck. There was a difference, but mostly with the blush and the concealer. The under eye bags are there, they will always be there, but at least they don’t look dark anymore. I have spent a lot of money on creams, gels (I even have one on the fridge following the advice of a saleswoman), I drink water, I try to sleep but the bags remain there. I the end I have gotten used to them, after all, if Leandra Medine has them, they’re a status symbol. The moral of this story is that I’m 29 years old and I’m allowing myself to experiment with my looks. To have fun and to look better, it can’t be that much of a sin. What a life, the one of a woman, definitely.

Este año no he escrito tanto en el blog como he querido. Ha sido una combinación de mucho trabajo, pereza y abandono del mundo interior, es muy extraño. La vida en Suiza ha sido muy fácil en muchos aspectos. No me puedo quejar sobre todo lo que tiene que ver con administración, la vida en la universidad, ni siquiera con respecto al alojamiento, aunque no todos mis compañeros de apartamento han sido como mis amigas en Bordeaux. Pero hay otras cosas que no han salido como yo quería.

Me he dado cuenta que lo más difícil de la tesis ha sido manejar la presión que me doy por hacer las cosas bien. Es muy fácil sentirse en desventaja cuando estás rodeada de gente que ha sido preparada por años para desempeñarse en el mundo académico. Porque no basta hacer una buena tesis, para que esta sirva de algo. Se tiene que presentar conferencias, publicar, se tienen que tener contactos, se tienen que dar clases, se tiene que contar con el apoyo de tu director. Parafraseando a un sociólogo francés muy conocido, Pierre Bourdieu, la gente aquí ya tiene el habitus, el capital cultural que han adquirido a lo largo de su vida para hacer una buena tesis y que esta le sirva para encontrar un trabajo. Yo tengo que adquirir ese capital cultural. Entonces he estado trabajando, yendo a talleres, leyendo libros, y aun así gran parte del tiempo siento que no es suficiente. Tengo dos años más de financiamiento, pero nadie termina una buena tesis en tres años. ¿Qué voy a hacer después? ¿Me va a servir de algo lo que estoy haciendo?

Yo sé que no sirve de nada preocuparse de antemano. Hace poco alguien publicó una frase que decía que no hay suficiente culpa que pueda cambiar el pasado ni suficiente ansiedad que pueda mejorar el futuro y es totalmente cierto. Pero saber eso no impidió que este año me enfermara, algo que nunca me pasa, mi tic en el ojo pasó de ser ocasional a crónico y tuve espantosos episodios de insomnio. La universidad tiene un servicio de consejo psicológico que quise consultar, hasta que supe que costaba 25 francos por sesión. Lo mejor que he encontrado es forzarme a hacer ejercicio y empezar a meditar por las mañanas.

La vida en Suiza es buena porque es tranquila y el país es hermoso. Pero a veces me siento como en una jaula de oro donde nada es para mí, todo es tan caro. En cuanto puedo me escapo a Francia, que estará en crisis financiera, tendrá problemas de inmigración y desempleo y lo que quieran, pero no me siento tan fuera de lugar. Además no he logrado encontrar un buen grupo de amigos con quien pueda olvidarme de todo, que sea un verdadero apoyo.

Este año cumplí 29 años y los días previos a mi cumpleaños me puse muy triste pensando que a esta edad mis papás ya tenían trabajos fijos, estaban casados y yo ya había nacido. El otro año voy a tener 30 y estoy en un limbo del cual no tengo idea cuándo vaya a poder salir. Estoy consciente que sólo soy una más en una estadística que muestra que mi generación está fregada, y que estoy lejos de ser una excepción. Y tengo suerte de estar haciendo lo que me gusta, por muy difícil que sea. Pero esto no quita que muchas veces me siento sola, cuestiono mis capacidades y me preocupa el futuro.

Este verano tengo que escribir una monografía equivalente al primer capítulo de la tesis. En septiembre la tengo que defender frente a mi directora y a otro profesor. Gracias a uno de los talleres que llevé, empecé a escribir desde hace varios meses, lo que me ha permitido no entrar en pánico. Me queda poco por escribir y luego es cuestión de relectura, poner fotografías y trabajar en los anexos. Lo más difícil es encontrar la motivación. De veras que a veces puedo ser mi peor enemiga.

This year I haven’t written in the blog as much as I wanted to. It has been a combination of a lot of work, laziness and giving up on my inner world, it’s very strange. Life in Switzerland has been easy in a lot of aspects. I can’t complain when it comes to the administration, life at the university, not even when it comes to housing, even though not all of my flat mates have been like my friends in Bordeaux. But other things haven’t worked out as well as I had wanted them to.

I have realized that the most difficult thing with the Ph.D. is handling the pressure I give myself to do things right. It’s very easy to feel disadvantaged when you’re surrounded by people who have been preparing themselves for years to work in the academic world. Because it’s not enough to write a good dissertation so that it’s useful later on. You have to give lectures, to publish, you have to have contacts, you have to teach, you have to be supported by your advisor. To paraphrase a very famous French sociologist, Pierre Bourdieu, people here have the habitus, the cultural capital they’ve acquired during their whole lives to make a good dissertation and so it helps them find a job later. I have to acquire that cultural capital. So I’ve been working, attending workshops, reading books and even still most of the time I feel it’s not enough. I have two more years of funding, but no one finishes a good dissertation in three years. What will I do next? Is what I’m doing going to be of any use?

I know it’s not worth it to worry beforehand. Recently someone published a sentence that said that no amount of guilt will change the past and no amount of anxiety will improve the future and it’s totally right. But knowing that didn’t stop me from getting sick, which I never do, the tic I have in my eye has gone from sporadic to chronic and I had terrible episodes of insomnia. The university has a psychological council service I wanted to turn to, until I found out it costs 25 francs per session. The best thing I have found so far is to force myself to exercise and starting to meditate in the mornings.

Life in Switzerland is good because it’s calm and the country is beautiful. But sometimes I feel like I’m trapped in a golden cage where nothing is for me, everything is so expensive. Whenever I can I flee to France, which, granted, it’s going through a financial crisis, it has immigration and unemployment issues and whatever, but I don’t feel so out of place there. Besides, I haven’t been able to find a good group of friends with whom I can forget everything and find some support.

This year I became 29 years old and the days before my birthday I got so sad thinking that at my age my parents had steady jobs, they were married and I was already born. Next year I will be 30 and I’m in a limbo where I have no idea when I’ll be able to leave. I’m aware that I’m just a number in a statistic that shows my generation is screwed, and I’m far from being an exception. And I’m lucky to be able to do what I love, no matter how hard it is. But this doesn’t mean that I don’t get lonely, that I don’t question my capacities and that I’m not worried about the future.

This summer I have to write an essay equivalent to the first chapter of my thesis. In September I have to defend it in front of my advisor and another professor. Thanks to one of the workshops I attended, I started writing months ago, which has allowed me not to panic. I have a little writing to finish, and then it’s just a matter of proof-reading, placing pictures and working on the annexes. The hardest thing is to find the motivation. I can really be my own worst enemy sometimes.

Toulouse juin 2014
No ayudó a mi nostalgia permanente por el suroeste de Francia haber ido recientemente a Toulouse. Todo lo contrario, mis ganas de volver a esa región aumentaron exponencialmente. Me hace falta el clima, la arquitectura, la comida (pato!!!) y esa sensación de que la vida transcurre lentamente y que siempre hay tiempo para tomarse una cerveza en una terraza.

It didn't help my permanent nostalgia for the South West of France to have been recently in Toulouse. On the contrary, my longing to come back to this region got even stronger. I miss the weather, the architecture, the food (duck!!) and that sensation that life goes on slowly and that there is always time to have a beer in a terrace.

Cité Universitaire de Genève

Hay dos cosas que se deben saber al decidir venirse a vivir a Ginebra: es caro y encontrar un apartamento es la peor pesadilla del mundo. Porque no hay y los que hay son muy caros. Pasé entonces el primer semestre en una angustia perpetua sobre dónde iba a vivir una vez que se me acabara el contrato de seis meses en Vernier. Envié una solicitud a la residencia universitaria de Ginebra, pero a regañadientes. Había escuchado rumores que sólo tenían edificios de cuartos individuales en los que 16 personas comparten una cocina y una batería de baños. Aceptaron mi solicitud y me vine, esperando lo peor. Afortunadamente lo que me esperaba era otra cosa.

There are two things you must know when you decide to come live to Geneva: it’s expensive and finding an apartment is the world’s worst nightmare. Because there are not many of them and those available are very expensive. I spent the first semester in a perpetual anguish about how I would live once my six-month contract in Vernier would expire. I sent an application to the student residence in Geneva, but reluctantly. I had heard rumors on how they only had buildings with individual rooms in which 16 people share a kitchen and bathroom facilities. They accepted my application and I came, expecting the worse. Unfortunately, something else was waiting for me.

Souto de Moura/Maison de l'architecture

La “Maison de l’Architecture” (Casa de la Arquitectura) es una asociación en Ginebra que organiza charlas, visitas y exposiciones. No tienen un local permanente, entonces deambulan por la ciudad para cada evento que planifican. En esta ocasión ocuparon la antigua fábrica, construida por el ingeniero suizo Heinz Isler en 1968 para la empresa de prevención contra incendios “Sicli”, para presentar la exposición itinerante sobre Eduardo Souto de Moura. Se trata de la exposición “Concursos”, que ya había tenido la oportunidad de ver a Bordeaux en Arc en Rêve. Esta vez, asistí a una visita guiada y aproveché para tomar fotos.

The “Maison de l’Architecture” (House of Architecture) is an association in Geneva that organises lectures, guided tours and exhibitions. They don’t have a permanent facility, so they wander around town for each event they plan. This time they occupied the old factory, built by the Swiss engineer Heinz Isler in 1968 for the fire prevention company “Sicli”, in order to present the travelling exhibition on Eduardo Souto de Moura. The exhibit is called “Contests”, which I already had the opportunity of seeing in Bordeaux at Arc en Rêve.This time I went to a guided visit and I took some pictures. 

Tori Amos Paris May 17th 2014
Cuando Tori Amos anuncia que va a hacer una gira se compra el boleto sin falta, sin hacerse ninguna pregunta. No importa que venga por dos horas a practicar cantos guturales, se tiene que ir a verla. Es por eso que desde noviembre del año pasado cuando anunció que iba a sacar nuevo disco y hacer una gira en mayo del 2014, yo estaba a las 10 de la mañana el primer día de la venta de boletos comprar el mío. El objetivo era estar en primera fila, ni modo, me tuve que conformar con estar en la segunda.
Whenever Tori announces that she’s going on tour you buy the ticket, no exceptions, no questions asked. It doesn’t matter if she decides to practice guttural singing for two hours, you have to go see her. That is why when last November she announced the release of a new album and a tour in May 2014, I was there, at 10 am, on the first day of the tickets’ sale waiting to buy my own. The goal was to be in the front row, oh well, I had to settle for second row.

Geneva

Estos últimos días tuve la visita de mi amiga Sophie que vino a descubrir Ginebra por primera vez. Aproveché entonces para tomar unos días libres y para ver con ella muchas cosas que yo no había tenido tiempo de conocer. Antes que llegara anduve preguntando a todo el mundo a mi alrededor recomendaciones en cuanto a cosas que hacer y debo decir que no hay peores promotores de turismo que los habitantes de la ciudad, locales y extranjeros. Todos dicen que esta es una ciudad aburrida y que lo mejor es irse a otro lado. Pues nosotras pasamos cuatro días en los que a duras penas tuvimos tiempo de hacer todo lo que queríamos.

These last few days my friend Sophie was in town, visiting Geneva for the very first time. I took the opportunity to take some days off and see with her a lot of things I hadn’t had the chance so far. Before she came here I was asking everyone around me for recommendations for things to do and I must say there are no worse tourism officers than this city’s inhabitants, both local and foreign. Everyone says that this is a boring city and it’s better to go somewhere else. Well, we just spent four days in which we barely had time to do all of the things we wanted.

DAM

El Deutsches Architekturmuseum (DAM) es el principal, ya que está lejos de ser el único, museo dedicado a la arquitectura en Alemania. Es importante por varias razones: tiene una súper colección de planos y de maquetas de arquitectos del siglo XX originarios de todas partes del mundo, su edificio es un hito de la arquitectura Postmodernista y museística y su fundador fue todo un personaje, al punto que todavía hoy se le recuerda en el medio de los museos de arquitectura.

The Deutsches Architekturmuseum (DAM) is the main, since it is far from being the only, museum devoted to architecture in Germany. It’s important for many reasons: it has an excellent collection of drawings and models from 20th century architects from all over the world; its building is a masterpiece of Postmodernism and museum architecture, and its founder was a very interesting character, to the point where he is still greatly remembered in the architectural museum world.

Frankfurt am MainUna de las primeras cosas que le dije a Yanis cuando planeábamos los lugares que visitar en Alemania es que quería ir a Frankfurt para visitar el Museo Alemán de Arquitectura. Según yo, como estábamos cerca de Berlín y ambas ciudades están en un mismo país forzosamente tienen que quedar cerca, o por lo menos la distancia debe ser más corta entre Berlín y Frankfurt que entre Ginebra y Frankfurt. Resulta que Yanis debió haberme regalado un mapa para Navidad. Fue hasta después de pasar quince horas en un bus – que tenía wi-fi, cierto, pero era un bus – que me di cuenta que habíamos atravesado todo el país por ir a ver un museo. Para aprovechar entonces el largo trayecto visitamos la ciudad.

One of the first things I told Yanis when we were planning the places we would visit in Germany was that I wanted to go to Frankfurt to visit the German Museum of Architecture. I thought that since we were near Berlin and both cities are in the same country they would obviously be near one another, or at least the distance would be shorter between Berlin and Frankfurt than between Geneva and Frankfurt. Turns out that Yanis should have given me a map for Christmas. It was after spending fifteen hours in a bus – that granted, it had wi-fi, but it was a bus – that I realized that we had crossed the entire country just to visit a museum. So in order to maximize the journey we visited the city.

Schloss Sanssouci

Después de haber visto Versalles, Sanssouci parece la humilde imitación de un amateur. No porque no sea un castillo hermoso, sino porque es más modesto en tamaño y en decoración. Y hay que aceptarlo, algo tiene que ser realmente espectacular para superar el palacio francés. Pero lo que no le falta a Sanssouci es personalidad, y lo que no tiene Versalles es la historia que contar de un rey muy original. Ya estamos todos aburridos de Maria Antonieta, yo opino que la próxima película de Sofia Coppola sea sobre Federico II, el Grande.

After seeing Versailles, Sanssouci looks like an amateur’s humble imitation. Not because it’s not a beautiful castle, but because it’s more modest in size and in decoration. And let’s face it, something has to be really spectacular to surpass the French palace. However, Sanssouci doesn’t lack in personality and what Versailles doesn’t have is the story of a very original king behind it. We’ve had it with Marie Antoinette, in my opinion Sofia Coppola’s next movie should be about Frederick II, the Great.

Einsteinturm

Una de las ciudades cercanas a Berlín que pudimos visitar durante las vacaciones fue Postdam. Con toda honestidad, antes de ir no tenía idea de porqué es un lugar tan turístico. Al parecer el gran “hit” del lugar es el castillo de Sanssouci y luego el centro histórico, pero en mi cabeza el peregrinaje era para otra cosa: para ir a ver en persona la torre Einstein de Erich Mendelsohn.

One of the cities close to Berlin that we got to visit during the holidays was Postdam. In all honesty, before I went there I had no idea why it is such a touristic spot. Apparently the great “hit” of the place is the Sanssouci castle followed by the historical center, but in my head the pilgrimage was for something else: to see in person Erich Mendelsohn’s Einstein tower.

Centrum Nauki Kopernik

Habiendo dedicado un día completo a deambular por Varsovia, teníamos una mañana entera para visitar un solo museo antes de irnos. Teníamos que elegir entre el Museo Nacional, un museo tradicional de bellas artes, o ir al Centro de Ciencias Copérnico, el más reciente museo de ciencias de la ciudad. Elegimos este último porque al parecer el museo es tan bueno que gente de todas partes lo viene a visitar y porque si hay alguien que necesita reforzar su bagaje en ciencias duras con urgencia soy yo. Yanis estaba allí para asegurarme que entendiera todo, pero terminó jugando como si volviera a ser un niño e incluso espantaba a los niños para que él pudiera jugar más bien.

Having spent a whole day wandering through Warsaw, we had an entire morning to visit one museum before leaving. We had to decide between the National Museum, a fine arts traditional museum, or going to the Copernicus Science Centre, the most recent science museum in the city. We chose this last one because apparently it is so good that people from all over come to visit it and because if there is one person that needs to reinforce her knowledge of the hard sciences is me. Yanis was there to make sure I understood everything, but he ended up playing like a little child and even driving away children so he could play instead.

Varsovia

Polonia nunca ha estado en mi lista de lugares que ver antes de morir, pero ya que Yanis se ha relocalizado a cercanías de ese país no iba a desaprovechar la oportunidad de descubrirlo. Y así fue como comencé mis vacaciones de fin de año en Varsovia. Quisiera poder decir que me esperaba un pueblo, donde el transporte público iba a estar jalado por bueyes, pero la verdad es que no tenía ninguna idea en mente de este lugar. En realidad Varsovia es una ciudad hiper moderna y súper cool y no sólo porque los Backstreet Boys van a dar un concierto en julio.

Poland has never been in my list of places to visit before I die but since Yanis has been relocated near that country I would not waste the opportunity to discover it. And that’s how I started my end-of-the-year vacations in Warsaw. I wish I could say I was expecting a village, where public transportation would require oxen, but truthfully I had no previous idea whatsoever of this place. Turns out Warsaw is a very modern city and extremely cool, and not only because the Backstreet Boys are giving a concert there in July.