18 November 2012

Père Lachaise

DSC03861El recorrido que hicimos mi madre y yo al cementerio del Père Lachaise fue una de esas visitas que se hacen con un propósito que termina siendo completamente decepcionante pero sorprendente por otras razones. Fuimos por la petición de mi padre que tomáramos una foto de la famosa tumba de Jim Morrison, un bloque de concreto que en otro lugar hubiera bastado para impresionarme; varios me han dicho que no se necesita mucho para eso. Sin embargo, el cementerio está lleno de tantas joyas que esa tumbita en cuestión está lejos de ser lo más interesante allí. El Père Lachaise alberga mucha gente famosa, escritores, artistas, políticos, cantantes, varios venidos de todas partes del mundo que hacen que uno podría pasar horas y horas recorriéndolo como un macabro paseo de la fama. Pero lo que me encantó y me hizo entender lo conocido del lugar es el eclecticismo de las tumbas, algunas extremadamente elaboradas, kitsch y a pesar que todas son distintas logran crear un contexto harmonioso con toda la variedad.
El cementerio que mejor conozco es el de Juticalpa, que visité en incontables ocasiones cuando íbamos con mi familia a ponerle flores a la tumba de mi bisabuela. Recuerdo que en mi infancia era uno de mis lugares favoritos para ir con mi hermano porque las tumbas tenían unas formas tan exóticas que inventábamos cosas muy locas para jugar. Si me guío por lo que he visto en estos dos cementerios, el deseo de crear tumbas originales ha de ser algo que trasciende fronteras, pero recuerdo que el de Juticalpa es más colorido. Pero bueno, todos tenemos nuestro Jim Morrison para justificar nuestro peregrinaje al Père Lachaise, el mío es Oscar Wilde y al parecer no sólo soy fácilmente impresionable pero también poco original.
The trip my mother and I did to the Père Lachaise cemetery was one of those visits you do with a purpose which ends up being completely disappointing but surprising for other reasons. We went by my father’s request to take a picture of the famous Jim Morrison’s tomb, a concrete block which in another place would have been enough to impress me; many have told me it doesn’t take much. However, the cemetery is filled with so many jewels that this little grave in question is far from being the most interesting place there. The Père Lachaise holds a lot of famous people, writers, artists, politicians, singers, many from all over the world that make it possible to spend hours and hours wandering around it like some macabre walk of fame. But what I loved the most and made me understand why this place is so renowned is the eclecticism of the graves, some of them extremely elaborated and kitsch and in spite of the fact that they’re all different they achieve a harmonious context in the variety.
The cemetery I am most familiar with is the one in Juticalpa, that I visited in countless occasions when we went with my family to put flowers in my great-grand mother’s grave. I remember that in my childhood it was one of my favorite places to go with my brother because the tombs had shapes so exotic that we invented many crazy games to play. If I go with what I’ve seen in these two cemeteries, the desire to create original tombs must transcend borders but I remember the one in Juticalpa was more colorful. But anyway, we all have our Jim Morrison to justify our pilgrimage to the Père Lachaise, the mine is Oscar Wilde and apparently not only I am easily impressionable but also unoriginal.
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Chopin:
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Jim Morrison:
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Edith Piaf:
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Oscar Wilde:
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1 comment

  1. Amo Père Lachaise! Podria visitar mil veces ese cementerio!

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