Museo de la Xocolata

El Museo del Chocolate puede que no sea la atracción más importante en una ciudad de arquitectura monumental y con museos que incluyen a los más grandes genios del siglo XX, pero ofrece un recorrido agradable y original donde el único riesgo son las caries a futuro por las ganas que da de comer chocolate todos los días. El ticket de entrada es una barra de chocolate y esa es la última conexión que se tiene con el dulce en su forma más conocida, porque luego se entra a una serie de explicaciones sobre el origen del cacao (Viva Mesoamérica!), sus diferentes usos en América precolombina y los efectos que tuvo el Descubrimiento y la Colonia en su comercialización y las nuevas formas de tomar y comer chocolate. Todo eso intercalado con excelentes esculturas que serían comestibles, si no fueran porque han de tener muchos meses de estar en exhibición.Los caballos de Ben-Hur, con todo y jinetes en vida (unos gusanitos que andaban celebrando por allí).Copito de Nieve, el gorila albino que estaba en el zoológico de Barcelona, hasta su muerte en el 2003. Estas fueron dos de mis esculturas favoritas, las de Asterix y Obelix. Mi vida no estará completa hasta que tenga un peluche, en escala real, de Obelix. Los temas religiosos no podían faltar, obviamente. Pero nunca creí ver una Piedad en chocolate. Y no habíamos entrado al museo y sabíamos que íbamos a ver una Sagrada familia en chocolate. No se puede ver bien, pero allá en el fondo está Lucky Luke descansando.    Tengo la teoría que la falta de parecido a los originales en el caso de estos personajes es más una opinión personal del escultor con respecto a ellos que una falta de habilidad:Como se podrán imaginar, 5 chavas visitando este lugar resultó en muchos “Awwww!!”  …hasta que llegamos a esta parte. Ah, los españoles y el fútbol… El museo es excelente y altamente recomendado, además, al final se encuentra estratégicamente ubicada una cafetería para probar el chocolate español, que como resaltaron a lo largo de la exhibición, es más espeso y menos dulce que el que tomamos en América. Es exquisito.