25 February 2010

Tan cerca y tan lejos...

A dos semanas de retomar las riendas de una vida responsable y económicamente sostenible es justo que recuerde con un poco de nostalgia el sabroso modus vivendi que dejé atrás. He aquí lo mejor de ser una arquitecta desempleada, ejem… independiente. Primero, mi día empezaba a las 9 de la mañana, con “Felicity” en Sony, yogurt y frutas cortadas por mi madre que comía en cama mientras miraba la tele. ¡Qué serie tan buena! No puedo creer que no la haya visto cuando estaba de moda, aunque claro, pasaba tan enamorada del rubio cabezón de “Dawson’s creek” que consideraba cualquier otro programa de la época como puro relleno antes de un nuevo episodio. Me acuerdo que Bertha se burlaba de mí… Tan sabia la niña, no sé cómo me aguantó en esa época y en la de Backstreet boys, realmente que la amistad no conoce barreras.

Después de ese saludable desayuno generalmente me bañaba. Era lo usual, pero si las 9 horas de sueño no habían sido suficientes y seguía cansada, me quedaba viendo la primera media hora de “The View”. Si me pongo a pensarlo bien el concepto es brillante: un grupo de doñas discutiendo tópicos de la cultura pop y de las noticias. “Sex and the city” es básicamente “The View” con mejores ropas, pero los buenos conceptos no son suficientes si la ejecución es pobre. Estas tipas son tan clichés que lo divertido es escucharlas hablar de las noticias de celebridades desde sus puntos de vista trillados. Las entrevistas son intolerables. De todas formas sólo puedo soportarlas por media hora.

A las 11 de la mañana ya estaba bañada y en mis semanas de estudiante a esa hora empezaban mis repasos intensivos. Sólo que a las 11 y media se estaba yendo mi madre al trabajo por lo que yo quedaba asignada a la cocina, apagando hornos, haciendo ensaladas, o cuando yo estaba de buen humor y muy aburrida, preparando el almuerzo por completo. Encargarme de la comida a esa hora me permitía estar libre para mi nuevo programa favorito: “Real housewives…”. La franquicia del canal Bravo se centraba originalmente en unas señoras ricas de Orange County, un derivado de “the O.C.” mezclado con “Desperate housewives”, pero que al tener éxito empezó a expandirse a Nueva York, otro de mis favoritos, New Jersey y Atlanta, al que jamás me pude acostumbrar. Así que lo más divertido de mi almuerzo era ver a todas esas señoras que tenían tanto que hacer como yo, pero con muchos años más. De hecho, no he logrado desprenderme de sus aventuras, así que mi VHS está programado para grabar los 5 episodios de la semana para ser disfrutados el viernes por la noche.

Mis tardes eran de estudio… hasta las 3 y media más o menos. Esa era la hora de alistarme para ir al gimnasio. Como Tegucigalpa es una gran cola de tráfico encerrada entre algunos edificios feos siempre era necesario salir de mi casa media hora antes, como mínimo. Y la mejor hora para ir al gimnasio era a las 4 de la tarde porque había parqueo y poca gente en la clase de spinning. Desafortunadamente le subieron a la mensualidad al punto que me tuve que retirar porque otra característica de la libertad es que no es remunerada. Y ahora me muero por regresar: paso apachurrada todo el día y me siento culpable cada vez que como pollo frito.

Después del ejercicio regresaba a mi casa a bañarme y a empezar mi sesión diaria de World of Warcraft, donde tengo muchos progresos que reportar. Para empezar, mi personaje 80 se ha equipado de algunos ítems morados PvE, gracias al nuevo dungeon finder, que no ha sido una experiencia tan satisfactoria después de todo. Las primeras semanas la gente era muy educada y servicial y ahora son todos cortantes, pasan apurados y te botan porque no tenés buen gear porque sí tenés vida. Ya casi completo el nuevo gear PvP, pero como desactivé la cuenta seguramente se va a desactualizar. Y por mientras no hay planes de regresar, así que me voy a tener que consolar con el peluche de Wind rider que mágicamente va a llegar a mí de una generosa fuente desconocida.

Y bueno, cinco horas se van volando, así que después de un rato de lectura y mi dosis diaria de E! News a medianoche, era hora de recargar energías para mi exigente rutina del día siguiente.

Hace 2 semanas no hubiera creído que me tendría que acostumbrar a levantarme a las 6 y media de la mañana otra vez… y tener sueño a las 9pm… ¿Quién me manda?

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