21 January 2009

Tori Amos dijo una vez que ella podría haber tapizado un cuarto con las cartas de rechazo de todas las disqueras donde alguna vez intentó que le hicieran un contrato disquero. Llegó al punto en que se disfrazó de rockera peluda à la Pat Benatar, vendiendo su alma completamente, y allí sí se lo dieron. Hoy yo puedo empezar a tapizar una de las cuatro paredes. Y apenas hoy empecé.

Quiero tener fe, quiero creer que he aprendido de mis errores y que ha habido evolución en los últimos meses al punto de no repetir errores del pasado, pero con cada paso que doy parece que nuevas formas de equivocarme en las cosas mágicamente reptan de las entrañas de la tierra. Quisiera no ser tan estricta conmigo misma, darme permiso de equivocarme, de aprender a golpes, de no adjudicarme los peores adjetivos porque las cosas no salen a mi gusto, a tiempo, o en las cercanías de mi vida natural.

Toda esta semana que estuve escudriñando en mis memorabilias quedé asustada de lo diferente que era hace tan pocos años. Tan diferente, pero al mismo tiempo pareciera que no he perdido mi columna vertebral: tal vez se ha encorvado bastante o tal vez sea muy pronto para dictaminar resultados. Al mismo tiempo me ayudó a comprender y alcancé un nivel satisfactorio de aceptación. Las cosas son como deben ser y todo está en su lugar. Sin embargo, llegué al punto en que me saturé demasiado de ese ejercicio narcisista; una vez que el libro se acabó, perdió sentido el experimento también. Es tiempo de seguir adelante y de ver qué nuevas cosas aparecen. Sólo que esto es demasiada incertidumbre, más de aquella a la que generalmente estoy acostumbrada. Cuando le agrego el componente en el que me tengo que acostumbrar a ella yo sola, se vuelve más complicado aún.

A estas alturas, no puedo evitar pensar que la unidad está sobrevalorada. Mis planes, mis sueños, mis angustias, todo me parece tan ridículo, ahora pienso en términos de “nosotros”, lo que vamos a hacer después, lo que tenemos que arreglar juntos, lo que tenemos que platicar para que pueda finalmente dejar de obsesionarme al respecto. Todo mundo me dice que estoy muy joven, que es muy difícil, que no me haga ilusiones, pero eso me hace sentir lástima por ellos, cínicos y decepcionados. Yo digo que vale la pena intentar y que hay personas que lo han logrado porque lo han querido y han buscado una manera para que funcione. Yo sé que doy esa impresión, pero no es la realidad: no estoy maldita, ninguna nube me persigue, algo bueno tiene que salir alguna vez.

Así que voy a seguir probando, aunque de verdad pueda pavimentar el boulevard Suyapa con la gente que me dijo que no, pero aparezca una que diga que sí y sea perfecta.

2 comments

  1. Mushotoku es mi filosofía de vida. En resumidas cuentas "estar más alla de las expectativas". Sea lo que sea que nos depara este juego narcisistico social con el que tenemos que tranzar, hay que siempre tener en cuenta que nada puede romper el vinculo que tenemos con el vasto cielo.

    Que grande Tori Amos, y el No Code de Pearl Jam es un discazo!

    ReplyDelete
  2. Creo que fue Einstein quien dijo que no se había equivocado, sino encontrado millones de formas en las que no debía ejecutarse eso.

    No se si cuando dijiste nosotros hablabas de tu novio, o hablabas de la sociedad, hay partes de tu post que no estoy seguro si entiendo y no estoy seguro si estas escribiendo con el proposito de que sean entendidas por el resto de los mortales, pero siento una excelente disposición a agarrarse con cualquier toro que venga por delante.

    Siento un paso extra, a alguien que esta dispuesta a considerar vivir como algo que no es tan individual como por ratos parece, y sea en pareja o en sociedad, es un excelente ejercicio compartir. Lo que se sabe, lo que se aprende, lo que se razona, lo que se piensa.

    Dichosamente has decidido hacerlo desde hace rato por aquí, pero sin duda, si vos percibís un cambio del ¨mi¨ al ¨nos¨, el asunti pinta que va a ser aun mejor. I can´t wait to see what´s next.

    Un abrazo

    dz

    ReplyDelete