04 November 2008

It’s not meant to be a struggle uphill… but it is

Un experto en Feng Shui no tiene que quebrarse la cabeza con mi cuarto: mi cabeza luce exactamente igual. Las cosas están a primera vista en su lugar, pero al acercarse un poco se puede observar que todo está apiñado a la fuerza porque en el mueble hay más libros de los que en realidad está diseñado para almacenar. La mesa de trabajo está medio despejada, sólo porque hay varios libros en el suelo que no caben en ninguna otra parte.

Se dice que no hay accidentes, entonces estoy asumiendo que hoy que tenía programado mi laboratorio de italiano y que olvidé las formas y documentos que acreditan que soy alumna de la clase por lo que no me dejaron entrar significa que yo en el fondo no quería ir. Cierto, en el último momento un tipo de la alcaldía al que teníamos que entrevistar para la clase de Planificación nos dio cita a mis compañeras y a mí a la misma hora del laboratorio. Iba a tener que faltar y probablemente iba a estar en desventaja con respecto al resto del grupo por el resto del semestre, así que tenía razones para querer evadir el laboratorio, pero ¿no hubiera sido más sencillo aceptarlo conscientemente? Me hubiera ahorrado la corrida por el boulevard Suyapa tratando de alcanzar un bus que mágicamente me dejara en la Colonia en menos de 20 minutos con el tráfico de las 8 de la mañana.

Después de toda una mañana en el centro, venimos a mi casa a trabajar con mis compañeras. Frente a la puerta me doy cuenta que olvidé las llaves porque cambié de cartera… para ir al centro. Y mi hermano que permanece 24 horas al día en la casa, justamente hoy decidió que era un buen día para ser solidario con sus compañeros que están plantados frente a Casa Presidencial. Tuvimos que irnos donde Scarlett. En la mañana paso con sueño porque desde el inicio del semestre no me he acostumbrado a despertarme a las 6 y media. Después la somnolencia continúa porque paso con hambre: como me levanto tarde mis desayunos han bajado drásticamente de calidad. Hoy almorzamos en el centro y comí tanto que sorpresa! Me dio sueño después de comer. Estábamos reunidas y en un momento tuve que ceder la computadora, me terminé durmiendo en una silla, frente a mis compañeras que sí trabajaban.

A medida que llega el final y contemplo lo que ha sido mi vida en estos últimos años cuando pienso en el futuro no puedo dejar de añorar una gran cama de la que no tenga que salir por los próximos seis años, para equilibrar el tiempo invertido. Cuando veo a mis compañeros ya graduados que pasan con los mismos ajetreos y desesperaciones de cuando eran estudiantes me digo a mí misma que no quiero ser así cuando yo esté en su lugar. ¡Quiero vivir! ¡Quiero leer! Quiero hacer algo que no me chupe toda la energía, que no me deje exhausta y sin motivación al final del día. Espero ganar lo suficiente para poder pagarme algún día un face-lift, pero si puedo evitar necesitarlo, mucho mejor. ¿Realmente es mucho pedir un trabajo que te guste, que pague bien y que te deje tener una existencia satisfactoria?

1 comment

  1. Ese descanso que vos decís... creo que yo todavía lo estoy esperando. Es lo que varias veces hemos conversado sobre lo que significa realmente el éxito. Cada vez me convenzo más que mucho de lo que llamamos éxito profesional es un nombre de alcurnia para alguna suerte de esclavitud.

    Es cierto que la pasión por lo que uno hace ayuda. Pero incluso así, las cosas se salen de lo debido cuando el trabajo es el fin último, y no el medio para llegar al fin, que es, o debiera ser, justamente vivir (no facelift needed by the way).

    Un abrazo

    dz

    ReplyDelete