18 June 2008

dream jobs

Enfrascados en las tareas diarias, una taza de café con leche instantáneo mexicano nos hace divagar hacia aquellas actividades por las que nos gustaría ser remunerados. Como siempre he dicho y vuelvo a hacer hincapié: se vale soñar. En primer lugar se encuentra desde luego, escribir. Sobre cualquier cosa. Nunca consideré periodismo como una opción de carrera, en primer lugar porque los noticieros y periódicos hondureños son absolutamente vomitivos, pero también son políticamente parcializados, censurados y sin ningún valor literario. Periodismo es lo que todo mundo estudia aquí cuando se resigna a que no se va a poder graduar de otra cosa. Pero no pude evitar el atisbo de envidia cuando leyendo la autobiografía de García Márquez supe cómo hizo el salto de reportero a novelista famoso. Pinche tipo. Me imagino escribiendo columnas en revistas, tanto impresas como en línea; de esas escritoras que tienen la suficiente libertad para escribir desde sus casas, pero tienen que reportarse periódicamente a algún jefe que las consiente bastante porque sabe que su empleada es bastante cotizada en todo el medio y podría salirse de allí si quisiera para estar en un lugar mejor. Por fin mi cinismo y sentido de la observación tendrían una aplicación en el mundo real en las críticas literarias, musicales y arquitectónicas a las que me dedicaría. Simultáneamente me desempeñaría como jefa de una editorial, revisando manuscritos que aspirantes a escritores me enviarían, con el sueño de ver en papel sus ideas. Yo los leería, haría correcciones, sugerencias para mejorar la claridad, sin modificar el mensaje de lo que quieren expresar. Ocasionalmente alguna universidad me contrataría para dar una clase o una serie de conferencias. No tengo problema en hablar por tiempos prolongados frente a grandes masas humanas cuando manejo muy bien el tema.

Otra cosa que me encantaría ser es guionista de cine o televisión. No puedo creer que te paguen por inventarte una historia y desarrollarla con seres de carne y hueso. Ha de ser lo mejor del mundo. Todo el proceso ha de ser genial, desde crear la trama, escoger los actores, inventar el escenario, supervisar la edición. Sentiría que todas esas horas frente a la tele han sido en realidad una inversión. Mi primera serie sería sobre una facultad de arquitectura, y como una niña que deseaba irse a estudiar al extranjero vio su vida tomar un giro completamente distinto al que tenía planeado cuando se quedó a estudiar en su país natal una carrera que no resultó ser lo que esperaba. Si un miserable blog me ha metido en tantos problemas por basarlo en mi vida real, no me imagino cómo sería si de verdad lograra hacer eso. Pero estoy segura que la serie sería tan exitosa que la gente se sentiría halagada de ser mencionada en ella, y si no, siempre se les puede pagar para que no protesten. Pero es que deberían de ver a los arquitectos: son tan caricaturescos, sería atroz que todas las historias que se pueden contar sobre ellos no quedaran registradas de alguna manera.

En tercer lugar, me gustaría que me pagaran por retomar la pintura. Antes de hacerlo, desde luego que sería de esas artistas ultra snobs que han estudiado por años y años historia del arte, apreciación artística, cualquier tipo de licenciatura que te ayude a conocer mejor el medio. Por las mañanas sería curadora de algún gran museo, buscando a otros artistas, conociéndolos, dándoles un espacio para que ellos muestren sus obras, y por las noches me dedicaría a la mía, practicando, estudiando más. Todos los años reservaría por lo menos dos meses para dedicarlos exclusivamente a viajar, a conocer lugares y culturas nuevas, que me ayuden a mantenerme actualizada y a aprender más. A pesar de que admiro a todos aquellos pintores que tienen una vida atormentada y difícil en la cual inspirarse, me gustaría que la mía fuera apacible y agradable. Quisiera aprender a estar tranquila y a sentirme bien y dejar de creer que sólo voy a poder decir algo si es en contra de algo o alguien.

Creo que mi obsesión por el orden y la organización tendrían un buen uso práctico si abriera una empresa de limpieza de casas. Pero no de empleadas domésticas, sino más como las “life coaches” que han surgido en los últimos tiempos. Un grupo de personas llegaría a la casa de la persona que los contrató para que le enseñen y le ayuden a ordenar todo de una buena vez. Cada cosa estaría clasificada según su uso, estaría en el lugar que le corresponde, y todo estaría limpio. Podríamos hacer un paquete especial que incluya algo de Feng Shui, sólo por diversión.

¿Y si pudiera trabajar en algo de arquitectura? ¿Algo que realmente me apasionaría? Irónicamente, de esa carrera supuestamente tan artística y expresiva, lo que más me gusta es la organización de los diferentes procesos que conforman la construcción de una obra. Creo que estos seis años me han desengañado en creer que lo más importante de un edificio es su aspecto exterior, cuando hay tantas otras cosas que tomar en cuenta para evaluar si un proyecto ha sido exitoso o no. Por supuesto, estas cosas sólo son disfrutables para los que han estado metidos en todo esto. Entiendo perfectamente que un observador ajeno sólo pueda saber si algo le gusta o no. Pero está por verse si ya trabajando en esto alguna otra cosa aparezca que sea calificable para las categorías de “no puedo creer que me estén pagando por esto”. Por mientras, voy a seguir pensando en qué otros servicios podría ofrecer mi empresa de “limpiamos su casa en aras de nuestra salud mental”.

2 comments

  1. Heeey!! Están geniales todas esas opciones!! No podía dejar de imaginarla en esas situaciones. Ahora tengo que ir pensando como encajarían las mías :P

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  2. siento que tenés pasta para todas las posibles opciones alternativas. yo ando en una crisis existencial parecida, pero... por lo menos ya viví con la profesión que mantengo para haber llegado al hartazgo. vos, todavía no has quemado el cartucho :D

    igual, me alegra mucho que tu problema sea 'qué escoger', y no, 'qué puedo hacer aparte de lo que ya hago'. Way to go!

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