De regreso en la ciudad me planteo como una posibilidad el vivir permanentemente en un pueblo, o en el campo. Siempre he notado que la gente que se viene a estudiar a la capital no puede esperar a regresar a su casa los fines de semana, odian estar aquí. Por supuesto que no son todos, está también el caso contrario, como mi padre, que siempre quiso irse de su pueblo, estudiar, y no regresar nunca más. Mis abuelos criaron a sus hijos con la mentalidad, no que la vida de campo es mala, sino que hay más posibilidades fuera de ella. Pero viendo seriamente la existencia de un citadino, pareciera que es tiene más neurosis que ventajas.

El día que fuimos a ver los terrenos que antes eran de mis abuelos, estaba frente al río, pensando que en unas cuantas semanas más tendré que regresar a ver al arquitecto Velásquez, que debería de buscar trabajo en vacaciones y no pasarlas viendo televisión todo el día, que ya es hora de que aprenda a manejar programas de diseño en tres dimensiones y que todavía me quedan dos años de estudio… Quería robarme el caballo y no tener que regresar. Me acordé de la casita en la que pasaba mis vacaciones de la escuela y se me hizo tan paradisíaca. Tan lejana de esa competencia que nunca termina, de la sensación que tengo 21 años y soy un fracaso por que no he escrito un libro, no he compuesto una ópera o no he montado una exposición. Cultivar, criar animales, levantarme al amanecer y dormirme a las 6 de la tarde: podría ser una versión contemporánea de Henry David Thoreau y escribir también sobre peleas entre hormigas rojas y hormigas negras.

Me olvidé que por muchos años traté de convencer a mi abuela que ser ama de casa es un destino cruel e insatisfactorio para una mujer con su talento, sobretodo por que los hijos son ingratos y no aprecian el sacrificio. Juticalpa me parecía asfixiante por que todos los vecinos se sabían tu vida y fuera de las actividades religiosas no había nada que hacer. No entendía cómo es que se podía querer tan poco de la vida, conformarse con las mismas caras todos los días, la misma rutina que no conduce a nada. Pero despojemos de la ambición a semejante planteamiento: sin ella no es tan difícil vivir de esa forma. Si me doy cuenta de que todo este tiempo he reaccionado basándome en la programación “debes tener más que tus padres”, y decido que lo que ellos tuvieron era valioso y digno de rescatarse, es muy probable que pueda escapar del torbellino que me atormenta. Después de todo, no es sano vivir comparándose con los demás por que cada quien tiene un camino distinto, etc.

Perfecto, termino la carrera y me largo a un pueblo recóndito para empezar una nueva vida. Casi estoy a punto de anunciarle a mi padre mi resolución, cuando me da por preguntarle por qué ninguno de los hijos se quedó con la finca de mi abuelo, sino que la vendieron. Me explica que llegó un punto en que era insoportable. Por pura maldad, le mataban o robaban vacas, en la noche se robaban todo lo que estaba en periodo de cosecha, y tratar de encontrar culpables era meterse a rencillas que terminan generalmente con alguien en la cárcel o muerto. No valía la pena conservarla. Me explicó que los campesinos tienen sus propias neurosis y envidias que trasladan a las ciudades cuando emigran. Todo indica que no hay dónde esconderse, o que la voluntad para soportar las urbes se tiene, o no se tiene.

Regreso a mi casa justo cuando una de mis tías de Ceiba y sus dos hijos pequeños se fueron. Estuvieron de huéspedes los mismos días que yo me había ido, y durmieron en mi cuarto, donde mi hermano me cuenta fue el equivalente de un hotel cinco estrellas ocupado por Motley Crüe. Mis papás están peleados por que mi papá estaba enfermo y se sentía desplazado mientras mi mamá se ocupaba de sus invitados. Me envían a comprar comida en el mall donde no hay parqueo, pero cuando un señor de Quiznos me ve atorada por los paquetes de Wendy’s me ofrece una bolsa para cargar todo. No puedo evitar estar feliz de haber vuelto a mis dominios, aunque más adelante los odie y me quiera largar otra vez. Tal vez con buena compañía el campo sea un lugar ideal, así como en esa mala película de M. Night Shyamalan, sólo que yo me voy a encargar de que las criaturas del bosque sean más creíbles.
El secreto de una placentera estadía en Olancho son dos libros de ficción, uno de arquitectura, una Vogue, el diario y un excelente repelente de zancudos con olor a fruta tropical.
Aunque confieso que no he ocupado mucho mi equipo de emergencia. Llámenme el Llanero Solitario, hoy anduve a caballo. Yo soy el cliché de una criatura citadina completamente inútil e incapaz en un ambiente rodeado de árboles y aire puro, pero logré sobrevivir cuando fui practicamente lanzada encima del animal, para llevar a mi primo a pasear. Después anduve yo sola y me enfrenté a una manada de caballos salvajes y a otra de ganado que se nos atravesó en el camino. Llegamos a un río, que resulta que conocí en mi infancia, pero no lo recordaba. Fue una experiencia trascendental estar aislada en un lugar tan precioso.
Mis tíos y sus hijos de 12 y 9 años están conmigo en casa de mi abuela. De repente me siento sabia y experimentada rodeada de tanta juventud. En mi ingenuidad tenía la impresión que cualquier ser menor de 16 años sólo se expresaba en onomatopeyas, pero estos niños son divertídisimos, leen y conversan de todo tipo de cosas. Si no fuera por que estaba en inglés anoche hubiéramos visto "El cubo cero" juntos.
Viajar en estas fechas es obsceno, fue toda una experiencia. Fueron de esos momentos en los que me doy cuenta que a pesar de ser una niña mimada y burguesa, el día que me toque estar por mi cuenta no me va a ir tan mal. Habían tantos pasajeros que tuve que hacer fila por horas para comprar el boleto. Cuando estaba a dos personas del dependiente me doy cuenta que no tiene cambio. Ser independiente requiere en ocasiones tener fe en que los extraños no te van a robar la maleta y van a respetar tu turno en la fila. Salí a comprarme un refresco y volví con mi cambio. Después otra fila para meter las maletas y otra para abordar. Son las únicas ocasiones en las que me arrepiento por no tener un ipod. Ya instalada en mi asiento lucho con todas mis fuerzas para no sucumbir al sueño. Es una regla de seguridad básica a la hora de viajar solo. Pero me he desvelado tanto en estas vacaciones que me duermo en cualquier lugar en el que permanezco inmóvil por más de 15 minutos. Como no tuve el asiento de la ventana mi panorama consiste en dos señoras a mi lado y el montón de niños con sus padres que me rodean. No es de extrañar: la música es deplorable. Abrazo mi peluche y mi cartera y me duermo profundamente.
Me convenzo de mi excelente decisión de huir de la ciudad cuando recibo una llamada de la madre de los niños a los que les doy tutorías, que quiere llevármelos esta semana. Ojalá aparezca algún trabajo que no me obligue a estar esclavizada en mi casa esperando a esos tres terremotos humanos. La señora me pregunta si puede llegar con ellos el lunes, que yo ya voy a estar de regreso: "¡Pero el lunes es primero de enero!" "¿Y usted va a estar desvelada?"
Vivan los pueblos lejanos.
Hay quienes dicen que el camino de la persona normal es el camino de la iluminación. La historia de Harvey Pekar actuada por Paul Giammati y narrada por el mismo Pekar es un buen ejemplo. Pekar es un hombre genérico (o sea mediocre o simplemente normal, dependiendo del punto de vista), que trabaja como archivero de un hospital, que vive en un apartamento asqueroso, con malísima suerte en el amor y con uno de los pesimismos más exagerados que había visto en una película de alguien basado en la vida real. Ese tipo de películas nos muestran, la mayoría de las veces, a personas que tuvieron que superar grandes obstáculos para conseguir sus sueños. Sacrificaron su vida por otros, resistieron terribles inclemencias de la naturaleza, o superaron sus nociones de autolimitación gracias a una pasión incontenible y disciplina. Pero este hombre no es especial, y lo sabe. Ni siquiera sabe dibujar pero quería tener éxito en el mundo de los cómics.

Él era el terreno menos fértil para un brote de buena suerte. No tenía la actitud mental positiva o abierta al cambio que se nos enseña en los cursos Dale Carnegie es esencial para alcanzar una meta. Estaba lejos de sentirse realizado en un trabajo que no exige creatividad, sino que todo lo contrario es monótono y sin posibilidades de expansión. Su casa sucia y su aspecto desordenado sólo reflejan su poco amor propio. Lo interesante es que no trata de huir de su realidad: decide explorarla y explotarla en bocetos que realzan el absurdo de la vida cotidiana, para luego dárselos a dibujantes que traduzcan su idea con sus propias imágenes. Sus libros se publican y se convierte en un autor de culto. Poco a poco las cosas mejoran. Una fanática de sus libros se pone en contacto con él: resulta que estaban hechos el uno para el otro. Lo invitan a presentarse en talk-shows, hacen una obra de teatro basada en su vida, luego esta película.

¿Cómo es posible que alguien como él sea exitoso? Tal vez sea el hecho de representar a miles de personas atrapadas en la vida del hombre trabajador que no ve en el día de mañana nada más que una copia del día de hoy, que es igual al de ayer. Ver impreso lo que te pasa todo el tiempo pueda que te dé una nueva perspectiva sobre el asunto, y te haga apreciarlo o estar agradecido. O te haga reír y sobrellevarlo. Quizá sea reconfortante que Pekar se mantuvo firme en sus convicciones, nunca trató de aparentar lo que no era, que no era mucho, pero fue suficiente para que le fuera bien.

Me gusta pensar que él es un buen ejemplo para los que somos hiper ambiciosos y buscamos validar nuestras existencias gracias a nuestros logros, para que tomemos todo con calma, vivamos en el hoy y que aceptemos las cosas por lo que son. Nunca un “hombre mediocre” me había hecho sentir tan inspirada por la vida.
Una enfermera, amiga de mi madre, terminó hace unos meses una relación que mantenía con un doctor casado. El tipo en cuestión afirma no querer a su esposa, pero por alguna de esas razones que hay que tener más de 40 años para poder inventar, nunca se divorció y tampoco parece tener intenciones de hacerlo. Empezó a andar con la enfermera, duraron unos tres años, pero no tuvo reparos en cambiarla por otra nueva persona. Mi madre ha estado tratando de consolar a su amiga que ha estado muy triste desde entonces, pero el otro día después de una conversación por teléfono, se exasperó y me comentó que ya estaba cansada de la situación, que seguir llorando por alguien después de cuatro meses era demasiado.

He aprendido que en esas circunstancias lo mejor es quedarse callado. No le iba a responder que ella no es una gran autoridad moral en esos asuntos. Desde que yo estaba muy pequeña me ha tocado a mí ser la confidente de su relación neurótica con mi padre: cada vez que pelean, es conmigo con quien se queja y hace un gran drama, para luego después reconciliarse como si nada y dejarme a mí en una extraña posición en la que no logro unir la imagen del maligno de su esposo que ella me creó y la del papá que veo todos los días. Han habido muchas situaciones que ameritarían una separación definitiva, pero siempre se echan para atrás. Mi mamá entró a la universidad a los 16 años, a las 2 semanas conoció a mi padre, anduvieron por ocho años, se casaron y tres años después nací yo. A pesar de que su relación siempre fue tormentosa y que estudiaron carreras distintas que no les dejaba verse seguido, nunca tuvieron otros noviazgos, así que no saben que es estar con otra persona. Cuando pasaron esos grandes conflictos ninguno de ellos tuvo el valor de enfrentar una nueva vida sin el otro, de trazar límites para lo que iban a ser capaces de aguantar y de seguir adelante. Por no tener que pasar la difícil -pero temporal- transición de verse súbitamente en un estado de soledad han preferido conformarse y continuar juntos. Probablemente les esperaban a ambos mejores personas con quienes fueran más compatibles y llegaran a ser exageradamente felices, pero jamás lo van a saber. Pero mi madre no soporta los desahogos de su amiga, que necesita depurar la tristeza para darse cuenta que es mejor dejar ir cuanto antes a toda la gente que te hace daño y no te merece.

Me pongo a pensar en que probablemente su amiga está atrapada en su depresión, y no quiere salir de ella. Tal vez mi madre la haya escuchado, la haya aconsejado, recomendado libros, terapias, lo que sea, pero nada parece servir. Y su impotencia la hace sentir culpable por un rato, pero tarde o temprano se enfrenta con la realidad de que su amiga está allí por que quiere, huye de sus responsabilidad y elige victimizarse. De allí su impaciencia.

La vida en general parece una carnicería desalmada donde cada quien trata de salvar su propio pellejo, y uno cree encontrar refugio en las amistades, los noviazgos o los matrimonios. Yo quiero tener fe en las personas, y creer que uno puede encontrar gente que te quiera a pesar de tus defectos y los errores que cometas. Que van a estar allí en cualquier situación. Pero hay lecciones que uno no aprende a menos que esté por su cuenta y sólo uno elige cómo y cuándo se va a seguir adelante. La experiencia me dice que, al final, todos estamos solos. Me despojo de la experiencia por que tengo 21 años y quiero sentir que todavía me quedan cosas nuevas por descubrir. Sin embargo, la lección con la advertencia que viene con ella, flotarán a mi alrededor por si alguna vez es necesario recordarlas.
Les deseo a todos una súper Navidad. Yo sé que nunca se compara a estar pequeño y esperar ansiosamente las 12 para los regalos, preguntándose si de verdad existe Santa, pero la histeria colectiva, los programas especiales, y las desveladas siempre pueden ser disfrutables.
Les mando un abrazo a todos y les dejo unos regalos para que tengan un "bongo christmas".


Una canción:

http://www.4shared.com/file/7858886/20e15ade/bongo_christmas.html



La etiqueta a la hora de abrir regalos según Hoops and Yoyo:



http://www.hallmark.com/webapp/wcs/stores/servlet/article%7C10001%7C10051%7C/HallmarkSite/hoops%26yoyohome/CC_HYY_MANNERS_SWF7



Y cómics:



El auge de las "princesitas" tiene indignada a la mamá de una niña de tres años, que se puso a investigar lo que eso significa y las posibles consecuencias de permitir que su hija sea tragada por el torbellino del mercadeo de Disney. Explica los orígenes de la asignación cultural que tiene el rosado, o como la imagen de las princesas es un refugio, no solo para niños, en tiempos inestables. Me siento menos culpable después de leerlo.

http://www.nytimes.com/2006/12/24/magazine/24princess.t.html?ex=1167627600&en=e69e366055672d54&ei=5070
Los aleros celebramos la Navidad y aprovechamos para despedir a Yanis, con una asada de carne, "Snatch" y un cuchumbo. A continuación presento la evidencia:



En su mejor imitación de Rachael Ray, Yanis exclamaba "oh my gravy!" mientras preparaba la carne. Prometeo y Bob a.k.a. Mafer y Herminio, descifraban los misterios ancestrales de encender el carbón.Tuvimos a nuestro propio Santa: Moisés.


Por supuesto, Terencio estuvo presente.

Una update con Berth.

Todas las niñas reunidas: a la izquierda están Deysi y su hermana Ivania.

Y mis cinco personas favoritas en el planeta: los aleros!





Y así es como me quedo pegada frente a la compu por horas.

http://www.nbc.com/Saturday_Night_Live/videos/
Your Brain's Pattern

Your mind is a multi dimensional wonderland, with many layers.
You're the type that always has multiple streams of though going.
And you can keep these thoughts going at any time.
You're very likely to be engaged in deep thought - and deep conversation.


Your Hidden Talent
You have the power to persuade and influence others.You're the type of person who can turn a whole room around.The potential for great leadership is there, as long as you don't abuse it.Always remember, you have a lot more power over people than you might think!


You Belong in Paris

You enjoy all that life has to offer, and you can appreciate the fine tastes and sites of Paris.
You're the perfect person to wander the streets of Paris aimlessly, enjoying architecture and a crepe.


You Are Lisa Simpson

A total child prodigy and super genius, you have the mind for world domination.

But you prefer world peace, Buddhism, and tofu dogs.

You will be remembered for: all your academic accomplishments

Your life philosophy: "I refuse to believe that everybody refuses to believe the truth"


Your Taste in Music:

80's Alternative: High Influence
90's Alternative: High Influence
90's Pop: Medium Influence
Progressive Rock: Medium Influence
90's Rock: Low Influence


Your Russian Name Is...

Olenka Lenusy Morozov


You Are Miss Piggy

A total princess and diva, you're totally in charge - even if people don't know it.
You want to be loved, adored, and worshiped. And you won't settle for anything less.
You're going to be a total star, and you won't let any of the "little people" get in your way.
Just remember, piggy, never eat more than you can lift!


Your Birthdate: June 20

You are a virtual roller coaster of emotions, and most people enjoy the ride.
Your mood tends to set the tone of the room, and when you're happy, this is a good thing.
When you get in a dark mood, watch out - it's very hard to get you out of it.
It's sometimes hard for you to cheer up, and your gloom can be contagious.

Your strength: Your warm heart

Your weakness: Trouble controlling your emotions

Your power color: Black

Your power symbol: Musical note

Your power month: February
Es tan cliché ir de compras en estas fechas, pero es el único recurso que me queda cuando tengo tan poco tiempo el resto del año. En esta ocasión fue especial por que fuimos por dos días, con mi madre, una amiga suya y su hijo a San Pedro Sula, únicamente con ese objetivo.

Ya había ido en varias ocasiones, pero mis estadías son tan cortas que no puedo decir que conozco bien. No logro aprehender el concepto de una ciudad plana. Mi mente de capitalina acostumbrada a las pendientes exageradas no concibe eso como una posibilidad de vida. No hay jerarquía en las colonias y me siento estafada cada vez que me subo a un taxi por que siento que las distancias son cortas. Por una vez que tengo la oportunidad de experimentar el modelo de ciudad cuadriculada que tanto he tenido que estudiar y me parece bizarro.

Adquirí tanta sabiduría consumista en estos dos días que ahora soy capaz de transmitir todo ese conocimiento. Está lo elemental: usar zapatos cómodos, ropa que no de la impresión que estabas necesitada de ropa nueva, una cartera que llame la atención de forma que no la dejes olvidada en los vestidores… Conocimiento básico de cualquier amateur. Pero por las malas aprendí que no se debe estar despierto toda la noche antes de una sesión de “retail-therapy”. Dormir en un bus no es descanso, y hay ciertos milagros que ni el café puede lograr. A eso atribuyo que recorrí miles de tiendas antes de poder ver algo remotamente usable.

El City Mall plantea sus propios misterios de la humanidad: ¿Cómo es posible que en tantas tiendas sólo existe la misma ropa? Es atroz. Todo es brillante, con puntos, con encaje, con estampados dorados o plateados, o parece salido de una escena de “Fame”. Si no puedes vencerlos… terminas cediendo un poco de tu rechazo visceral hacia la ropa ochentera. Los próximos seis meses voy a parecer salida de alguna prisión del viejo oeste por tantas rayas, pero ni modo: fue lo mejor que pude hacer.

El poco entrenamiento en pesas que dejé de recibir hace dos meses me preparó psicológicamente para cargar tantas bolsas, aunque no pude evitar el dolor punzante de piernas. Fue tan divertido que entraba a ciertos lugares sólo a sentarme por un rato antes de seguir. A falta de mi acompañante usual de compras, tenía que salir a modelarle a mi madre. Por que estoy metida en ese metro cuadrado de espejos y soy incapaz de ser objetiva. Y mi madre puede ser brutalmente honesta, lo que es perfecto para el estado de entumecimiento que se vive en esos momentos.

El clímax perfecto de una tarde de compras es una cena de comida griega y disimular ante los demás que el trago interminable que te tomaste afectó tu juicio. Me dormí viendo tele: viva el cable san pedrano que tiene VH1. Desgraciadamente mi madre ronca tan fuerte que a pesar de yo estaba desvelada, alcoholizada y exhausta, no pude evitar despertarme. Y hasta los viajes perfectos tienen a predicadores con parlantes en el parque frente al hotel. Por lo demás todo estuvo impecable.
« La pianista » es de esas películas que me dan miedo por que exigen un nivel de autoestima que cuestiono regularmente si tengo.

Sé que es un manifiesto feminista: una mujer aparentemente independiente, talentosa, inteligente, que no cae en los juegos de seducción vulgares y corrientes. Pero todo viene con un precio, y una neurosis extrema es el suyo. Me fascinó una declaración de la autora del libro, Elfriede Jelinek, que dice que no se le tolera haber eliminado de su personaje todo aquello que consideramos femenino: el instinto maternal, la piedad… Como si lo único que ella tuviera derecho a escribir son poesías adorables y felices. Pues ella violenta ese derecho, y encima de eso hace que su personaje, Erika violente el derecho masculino a ver. Las mujeres sólo se muestran, es su turno de ver.

También está la metáfora de “una Austria ahogada por sus tradiciones musicales”.

Lo obsceno de la llamada alta cultura.

La ambición y la represión maternal.

Las manifestaciones extremas del sufrimiento, sin centrarse en las causas.

Me da miedo el sólo hecho de preguntarme si yo tendré perturbaciones tan extremas y no esté consciente de ellas. El otro día, revisando mis cajas de recuerdos, encontré una nota de suicidio que escribí a los 15 años, sin fecha, para poder ser usada en cualquier momento. La nota decía que estaba completamente asqueada de en lo que ellos (¿Mis padres? ¿La sociedad? A estas alturas no tengo idea) habían convertido la vida.

Supuestamente es en el sexo en que las personas se muestran tal y como realmente son.
El sexo es de esas cosas que me dan miedo por que exigen un nivel de autoestima que cuestiono regularmente si tengo.
Lo siento George Clooney, la verdad es que en la revista People son todos unos cabeza huecas. Los hombres más sexys de este año son todos nerds.

5- Normancito (no hay foto, lo siento)
Tengo una debilidad por mis profesores. No todos desde luego, sino por los que son extremadamente inteligentes, que disfrutan demasiado con su trabajo y que encima de eso tienen un impecable sentido del humor. Un tipo tiene que ser muy especial para que seamos muchas las personas que preferimos pasar un viernes por la noche escuchando sus charlas sobre cuerpos celestes y tratando de ver estrellas aunque el cielo esté nublado. Hay muy pocos maestros que voy a recordar con tanto cariño como a él. Tanto carisma es inusual en alguien de la Unah. De hecho, es inusual en cualquier lado.
4- Anthony Bourdain


La cocina es uno de esos enigmas milenarios para mí, y mis gustos a la hora de comer son muy extraños. Por eso admiro tanto a un hombre capaz de tragar el corazón crudo de una cobra, o las entrañas de una foca, o la mitad de las comidas asquerosas y repulsivas que él debe engullir cada semana. No esperaría una mente tan abierta, o los buenos modales que él tiene, de un neoyorquino, aunque su cinismo y sarcasmo son exquisitos también. Cuando supe que iban a abrir un museo de Abba en Suecia sólo me acordé de él destrozando con un hacha discos de ese fatídico grupo en su país de origen.
Todavía no puedo entender cómo es que un chef mantiene intacto su paladar a pesar de fumar y beber tanto como él. Eso es talento puro.

3- Hugh Laurie
http://www.youtube.com/watch?v=zQk8VdTpab0

En “House” él es amargado y fármaco dependiente. Tantos problemas psicológicos provocan unas ganas terribles de abrazarlo. Lo bueno es que fuera de ese programa Hugh Laurie es un tipo divertidísimo, un actor tan bueno que da miedo, sabe tocar piano y guitarra y hasta escribió una novela. Casi me da un infarto de la risa cuando se vistió de mujer de un ghetto para “Saturday Night Live”.

2-Yanis (nos querrá donar una foto?)

Es algo muy peculiar cuando tu mejor amigo está en tu lista de los hombres más sexys del año. Pero es inevitable: el tipo es una calculadora andante; mira CNN por que de verdad le gusta (y no por que le gusta el presentador hindú como a otras personas). Siempre me ha maravillado el hecho de que sea tan inteligente y tan talentoso pero que nunca se le sube a la cabeza y es el único ser humano capaz de sentarme a escuchar a Therion (que por mucho tiempo para mí sólo entraba en la categoría de “ruidaje”).

1- Ole Scheeren

Me pregunto qué va a opinar Rem Koolhaas cuando se dé cuenta que la verdadera razón por la que quiero trabajar con él es por que uno de los socios de su firma es el segundo arquitecto guapo que he visto en mi vida (el primero que vi es el hijo de un arquitecto famoso aquí en Honduras). Aunque ustedes no lo crean, en mi noble oficio abundan los feos. Ha de ser tanto desvelo, tan poco tiempo de hacerse un corte de pelo o un facial. Ole Scheeren es hijo de un arquitecto, y aunque quiso rebelarse en contra de su destino en su juventud, un día vio una exposición del que habría de ser su futuro jefe y luego socio, y supo que eso era a lo que él debería dedicarse. Diseñó los edificios más famosos de Prada. Es en definitiva, el hombre perfecto.


Estos no son precisamente días de rutina. Pero tienen un perfil bajo de acontecimientos extraordinarios, por lo que cargan una extraña dosis de familiaridad. Duermo alrededor de 10 horas diarias, que finalizan cuando el televisor se enciende, por una serie que voy a dejar sin nombrar. Hoy en particular, tenía una serie de compromisos que cumplir. El primero era una visita a un hogar de ancianos, con mi clase de Principios de Economía. Todo el semestre ahorramos 10 lempiras semanales para ofrecerlos como regalo. La travesía en sí fue todo un acontecimiento: ir en bus a Comayagüela siempre lo es. Pero hoy no sentí que iba parada en el bus, que me apretujaban, o que perdía el equilibrio a causa de los frenazos. Tampoco que había que hacer un tramo a pie bajo el sol. Con Yanis llegamos tarde, así que sólo entramos a conocer las instalaciones del lugar, saludamos y nos fuimos a Pizza Hut a recibir nuestros exámenes del último parcial y a que nos dieran la nota final de la clase. Las pizzas se estaban enfriando frente a nuestras narices mientras se revolvían miles de hojas que corregir. Fue una despedida muy agradable de un semestre tortuoso con la lic. Avelar. Probablemente sea la nostalgia hablando, pero al final de cuentas me terminé encariñando con ella. Es tan enojada que se llega a un punto en el cual se desarrolla una inmunidad a sus reproches, se trasciende su cascarón de mal humor y se es capaz de verla como a una mujer que ama su trabajo y que ha tomado las riendas de su destino.

Subimos y bajamos la cuesta del cerro que lleva a mi casa, para irnos a la universidad. Ya he terminado con mis otras clases, sólo me queda pendiente Instalaciones Eléctricas, que es con el único profesor amable y humilde de todo mi semestre. Es tan amable que, a pesar de que ya terminó con el contenido, todos estuvimos de acuerdo en sacrificar la tarde del lunes para que nos dé una clase extra, y es tan humilde que pidió que lo evaluáramos de forma anónima, dándole un puntaje del 1 al 10. Ninguna de esas gallinas con delirios de grandeza de arquitectos pediría jamás una evaluación por parte de sus alumnos. No les gustaría saber lo que uno piensa de ellos. Regresé a mi casa con Deysi por que teníamos que trabajar en un proyecto de la clase y tomamos como rehén a Yanis. Terminamos justo a tiempo para que pudiera irme a cenar con mi familia, para celebrar el cumpleaños de mi hermano.

Tengo que explicar algo aquí: las cenas de cumpleaños son de las pocas tradiciones de la familia García. Son de los pocos días que uno abraza a otro familiar (la expresividad no es precisamente nuestro fuerte). La dinámica de esas cenas siempre es algo extraña: como mi papá es de Olancho, somos unos adictos crónicos a la carne, pero no a cualquier carne. Los estándares de calidad son exageradísimos, y rara vez hemos salido satisfechos de un restaurante. Siempre entramos mentalizados a que se nos va a decepcionar, especialmente los adultos. Para mi hermano y para mí era divertido el simple hecho de salir. En años pasados hemos tenido escenas terribles donde uno de mis papás se enoja, deja el plato a medio probar y el resto salimos apenados por los reclamos que le mandaron al cocinero. Por lo que hemos expandido horizontes en otro tipo de lugares. Pues hoy decidimos ir al restaurante de comida mexicana del mall a medio terminar, cerca de mi casa. Yo iba con mi camisa nueva, así que me sentía la mujer más hermosa del planeta, pero todos los demás iban con sus nubecitas negras sobre la cabeza. Mi madre por que acababa de salir de 3 horas de atender en el hospital; mi padre por que está supervisando la puesta de cerámica en la entrada de la casa (y es un joder para todos), y mi hermano por que tiene exámenes estos días, no le entusiasma cumplir años y por que renunció a su dinero de regalo en un extraño auto castigo por haber chocado el carro hace unas semanas. El mesero era lento, la comida estaba desastrosa, volvemos a que la expresividad no es una virtud en mi clan… Pero yo me reía de toda esa escena. No hay mejor escudo en contra del mundo real que estar feliz. De nuevo, no indago en si es por una razón, por una decisión o por casualidad. Es posible que sea mejor no saber: tal vez arruinaría el hechizo dándome cuenta. En mi cabeza sólo desfilaba la frase mágica: “I know nobody can’t do me no harm because…”



Me he olvidado que la vida es un compromiso que hay que renovar a cada instante, y nunca cometer el error de darla por sentado. Se corre el riesgo de sentirme como hoy, que no puedo contener el desbordamiento de mi decepción y mi mal humor sin causas aparentes. Todos son mis chivos expiatorios: todos entiéndase las tres míseras personas que viven en mi casa (por que no salí en todo el día) y mi amigo al que se me ocurrió llamar, sólo para descubrir que hizo planes encima de los planes que ya teníamos hechos.

El segundo gran error de mi día fue definirme a mí misma a través de las personas y los eventos externos. Mientras esté ocupada o acompañada todo está bien. Pero termino las clases, los demás siguen adelante con sus vidas y de repente me siento sola y extraviada. Veo la miserable Navidad que se acerca y me sofoca el sólo imaginarme el 24 de diciembre, sin nada que hacer, y sin razones para estar emocionada: ni regalos, ni la exquisita falacia de Santa Claus. Crecer es malo para la salud. Y ni siquiera quiero comparar lo que se avecina con las navidades anteriores.

Estos días así son espantosos: siento que destilo veneno por cada poro, y que no puedo hacer nada para evitarlo. La única solución que se me ocurre es aislarme hasta que se me pase, pero no es de extrañar que no resulte de mucha ayuda.
“Pero os diré lo que me parece, después de todos estos años. Me parece un final a mitad del camino de mi vida. Un final necesario, sin el cual la segunda mitad habría sido imposible. Entonces, ¿libertad? No exactamente. No totalmente una liberación, no. Me parece un divorcio. En ese divorcio particular yo era quien no quería que el matrimonio se rompiera. Yo era quien me sentaba por allí esperando, pensando: todo se arreglará, se lo pensará mejor, volverá a mí y todo saldrá bien. Pero ella no volvió. Y ahora todos somos más viejos, es demasiado tarde, los lazos no se rompieron, simplemente se desgastaron hace años. Al final de un matrimonio, llega el momento en que tienes que apartarte de tu mujer, del recuerdo insoportablemente hermoso de cómo fuisteis y volverte hacia el resto de tu vida. Ese soy yo en este momento de la historia. Una vez más, soy yo al que han dejado caer.”
Vuelvo a la vida después de una siesta de dos días, interrumpida únicamente por dos maratones de “Arrested development”. Desperté a un mundo completamente diferente. Todavía tengo que levantarme temprano por que falta una semana con Thelma Avelar y sus principios de economía, pero este hilo, que me mantiene atada al mundo de las responsabilidades y la rutina, impide que me sumerja en los delirios de anhelar la playa y el agua de coco cuando se está en el frío invierno de la ciudad. Después de cuatro meses de trabajo agobiante, mis preocupaciones son ahora trascendentales, pero interrumpidas prontamente. Que no me corten mucho el pelo: la chava me terminó dando una Cosmopolitan que la salvó de mi supervisión minuciosa de su trabajo. Cuál es el método más efectivo para que deje de comerme las uñas: intenté por milésima vez en mi vida tratar de soportar el barniz transparente. Pero no dejo de verme las manos a cada rato, y por alguna razón las tengo más frías que de costumbre.
Recordé lo exquisito que es vagar solitariamente por la ciudad. Sylvia Plath y un mocaccino me esperaban en Metromedia, y me quedé por mil horas viendo otros libros, hasta que me acordé que mi madre me encargó de apagar una sopa en la casa. Sólo el terror a los incendios me hizo regresar. El resto de mi día va a transcurrir buscando un nuevo gimnasio con Herminio, tratando de salvar a mi computadora de los infernales pop-ups y dándome ánimos para que algún día de esta semana ordene el chiquero que tengo de cuarto.

Simone dice que de los días alegres no hay mucho que contar, pero yo siempre he rogado que eso no sea cierto. Que yo no resulte ser una simple narradora de desgracias. Hoy caminaba a mi clase sintiéndome muy satisfecha de dónde estoy. No quiero pensar en si esto va a durar, o ni siquiera en las razones por lo que todo está funcionando. Entiendo que todo se sigue moviendo, con o sin mi consentimiento, y que sólo me queda adaptarme a ello. Sólo tengo este momento y está muy bien, estoy contenta con él.
Planta de conjunto:

Planta de los apartamentos:

Corte:

Fachada posterior:

Fachada frontal:

Dormitorio:

Sala:

Perspectivas exteriores: