16 June 2006

cultura de vanguardia, cultura de masas, cultura media y kitsch en los dramas médicos de la tele

Soy hija de doctora, pero los únicos rastros genéticos de mi herencia son la extraña y morbosa afición por las series ficticias que traten sobre médicos y hospitales. He visto casi todo, y hasta he logrado clasificarlos, por pura diversión, basándome en las categorías que Umberto Eco describe.

No tengo idea de cuál habrá sido la primera serie médica en la televisión, pero actualmente la más anciana tiene que ser sin duda “E.R.”. Cuando empecé a verla hace un año más o menos, y me di cuenta que ya estaba en su 11va temporada, me alarmé y me puse como meta tratar de ponerme al día como fuera. Por suerte, el camaleónico y frustrante Cablecolor pirateaba (seguramente) TNT gringo y ahí pasan las primeras temporadas. Con la excepción del piloto, he logrado ver casi toda la serie, y me encanta ver los primeros episodios de cada personaje. Me parece tan genial la idea que el protagonista principal no sea ninguno de los doctores o enfermeras -que se ha demostrado son desechables, o por lo menos no indispensables para la coherencia de las historias- sino el hospital mismo. Aún así, confieso haber dejado de seguir la serie cuando mi enamoramiento platónico y el único que duró las 11 primeras temporadas (Dr. Carter) finalmente se largó. El programa combina inteligentemente las historias de los doctores, las de los pacientes, y la jerga médica, logrando ser accesible, conmovedora pero sin pasarse de empalagosa. Es lo suficientemente inteligente para que la etiquete como cultura de vanguardia, en sus primeras temporadas, y actualmente como cultura media. La vanguardia se dio en su originalidad, en sus chocantes, crueles, y casi creíbles tramas, además por que seamos sinceros: no habría ningún otro programa médico si esta serie no hubiese impuesto las pautas a seguir. (Por cierto que fue creada por el escritor de varios libros, entre ellos Jurassic Park, Michael Crichton. ¿Quién lo iba a creer?) Me parece sorprendente que a estas alturas, vayan por su 13va temporada y tengan público, pero a veces se siente un poco forzada, y como hay mejores cosas que ver, se ha convertido en cultura media.

No puedo hablar demasiado de “Nip/Tuck”. La superficialidad hecha serie. Sus personajes son cirujanos plásticos lidiando con los dilemas morales de su profesión (y estos son muchos). La primera y segunda temporada son geniales. Exponen los estándares de belleza que rigen la sociedad (no sólo la de ricos y famosos, también la de nosotros mortales corrientes), y la soledad y desesperación que se esconde detrás de esas exigencias. Vanguardia sin lugar a dudas. Pero, por haber sido tan fatales de hacer que el Carver resultara ser quién todo mundo creyó que era, después de martirizarnos por dos años con el misterio (todavía no puedo creer que perdí la apuesta), declaro solemnemente, a la tercera temporada, de consumo. Dejó de intentar lograr un cambio en nuestra visión sobre nuestros valores, o de por lo menos mostrar una profundidad en la historia. Se trataba ahora de impactarnos, darnos asco, provocar un efecto temporal y olvidable, para que después siguiéramos adelante habiendo digerido el producto pero sin algo que nos hiciera recordarlo. A mí me gustó, por que la vida sin el Dr. Troy es demasiado vacía, pero sé perfectamente que no estuvo a la altura que había alcanzado previamente.

De “Scrubs” sólo voy a decir que es el estandarte de las series de consumo, que son famosas hoy, y que ninguno de mis nietos va a desear haber visto. Lo siento, podrá ser moderadamente chistosa, e intentar crear una ligereza en el mundo normalmente pesado de los hospitales, pero no puedo estar de acuerdo con ese concepto. No hay nada divertido al respecto, y sí, odio a Zach Braff y qué.

La línea fina que separa el kitsch (esas obras que tratan de disfrazarse de innovadoras, pero que en realidad pretenden ser populares, entre otras características) y la cultura de masas está representada dignamente por “Grey’s Anatomy”. También, confieso seria adicción, pero cuando soy capaz de verla objetivamente me doy cuenta que soy una cursi reprimida. Es la menos médica de todas las series, enfocándose casi en su totalidad en las andanzas novelescas entre cada uno de los integrantes. Todos son demasiado bonitos: eso ya traiciona las oscuras intenciones de los creadores. Utiliza demasiados recursos antes vistos, como si ellos los hubieran inventado, y es transparente en sus efectos provocativos: quieren que estés tan inmerso en las historias tristes, o alegres, o de suspenso, como para que no te des cuenta de que no hay muchas propuestas nuevas, excepto en el personaje principal, que es una anti-heroína perfecta.

El trofeo de oro a la mejor serie y a la representante pura de la vanguardia televisiva es para “House”. No puedo creer que no la haya visto antes, que haya dejado pasar dos años, por negligencia y pereza, perdiendo mi tiempo con babosadas. Estoy completamente enamorada del cinismo, la miseria, la amargura y la inteligencia desbordante de ese personaje increíble. Sus diálogos son tan geniales (si la creadora de Gilmore Girls hubiera hecho una serie de médicos sería ésta), y me fascina como rompe con los clichés de sus predecesores. Los pacientes son los desechables aquí: sus tristes historias son irrelevantes, no vienen cargadas del patetismo que otros quieren explotar. Cuando una paciente le cuenta su pasado depresivo a House y él le responde con un majestuoso “boo-hoo”, sentí que le daban una bofetada a todos los otros melosos escritores de televisión. Hasta tratan el tema de la situación en África pero desde un punto de vista objetivo, con compasión hacia las víctimas, pero sin piedad hacia las farmacéuticas que se aprovechan de ellas. Ya no se ven los hospitales repletos de gente, ni la situación decadente del sistema de salud: el enfoque es en un paciente y un problema por episodio. Tengo que mencionar las similitudes con Sherlock Holmes, pero creo que eso agrega una dimensión interesante al programa, además que es intencional.

Lo sé, mi falta de oficio supera la capacidad humana de imaginarla. Pero por lo menos me mantengo entretenida.

2 comments

  1. Ahá... y a ver, quiero oírlo, leerlo, sentirlo, entenderlo: ¿quién fue la persona que más te recomendaba la serie? ehmm... ehmm... de nada.

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  2. Anonymous8:50 PM

    VIVA SCRUBS !!!

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