13 April 2006

carta que nunca voy a enviar

Hola:

Hoy me contaron que (…) se casó hace un mes con su novio del que está esperando un hijo, en agosto.
¿Te imaginás si yo hubiese quedado embarazada? Habríamos confirmado las peores paranoias de tu mamá y de mi papá. Serías uno más de la lista negra de tu familia, mientras que yo hubiese seguido con el mismo destino del 99% de las mujeres de la mía. Hubiésemos tenido que dejar de estudiar y empezar a trabajar. Me habrías reclamado por el resto de los tiempos que no fuiste a Europa a convertirte en un gran doctor y yo te habría echado en cara que por vos no me convertí en la Simone de Beauvoir latinoamericana. Mis papás probablemente nunca hubieran querido ver a nuestro desgraciado hijo, que iba a ser uno más en la gran masa de niños no deseados del Universo. Como si ya no fuéramos bastantes.

Muy en el fondo, a veces me gustaría que eso hubiese pasado. Tendría una buena razón para irme de esta casa y romper definitivamente con los lazos familiares, y con una manutención alterna asegurada. Dejaría atrás esa carrera que a veces creo que me está succionando toda la energía y desintegrando cada partícula de vida. Mi narcisismo permanente se habría esfumado en otro ser que dependería de mí y que me daría la razón para existir, que parece que nunca voy a encontrar. Me vería obligada a dejar atrás esas ambiciones descabelladas que hierven mi sangre y me convierten en esta criatura obsesiva y controladora que todo mundo termina por abandonar. Todo sería simple finalmente.

Hasta que el hijo creciera y me reclamar por mi vida conformista y mediocre, como yo le reclamo a mis padres la suya.

No estoy diciendo que todo esto le va a pasar a (…), ni se lo deseo tampoco. Ella está muy feliz, y tiene su existencia toda planeada. Pero con nosotros, esas cosas sencillas que los demás no tenían problemas en disfrutar, resultaban una cadena interminable de desastres que sólo arrastraban desgracias a su paso.

Entiendo que nada de lo que expuse en mi lunático desahogo ocurrió, por que habría sido una escapatoria fácil a estas vidas complicadas que elegimos, cada uno de los dos.

Sinceramente espero que estés bien, donde sea y con quien sea que estés.
Marcela

1 comment

  1. WOW. Te imaginas si la envias? Eso me pregunto yo con las decenas de cartas que he roto, pero sí a veces no hay nada más poderoso y aliviador que la autocorrespondencia.

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